Tradicional sepultura más barata lucha por sobrevivir pese a desinformación oficial; cremación cara sin transparencia

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La tradicional sepultura mexicana quiere ser enterrada por las cremaciones. Para eso se ponen de acuerdo autoridades capitalinas y los funerarios, unos porque dicen que no hay espacios para los capitalinos desparecidos en panteones y los otros porque es más negocio sin que la Profeco los meta en cintura. Sin embargo, personal de cementerios citadinos aseguran que sí hay espacios para sepultar en los cementerios a un pago por derecho de 600.00 pesos contra los mil 663.00 pesos en un horno oficial.

Este último servicio, en los particulares alcanza un precio de más de 3 mil pesos. Es decir, sale más caro cremar 177 por ciento que sepultar. En total, las funerarios llegan a cobrar a la población de escasos recursos, por un sepelio, hasta 13 mil pesos por un ataúd de mediana calidad, sala de velación, traslado al panteón para sepultar o cremar, y, en su caso, costo de la urna. Los mismos empleados de los panteones culpan a los funerarios de encarecer los costos, pues un servicio funerario no debería de rebasar los 5 mil pesos para la gente de pocos recursos.

En 1985 se iniciaron las cremaciones de manera oficial en el entonces Distrito Federal ahora Ciudad de México.

Además, en las cremaciones tanto oficiales y particulares, no hay transparencia de qué cantidad de restos óseos entregan a los familiares después de las dos horas a que se expone el cuerpo del difunto a temperaturas de mil 800 grados centígrados en los hornos, y dicen entregar como dos kilogramos de “cenizas”, en realidad son los huesos humanos, que, según dicen, los trituran. Pero, no permiten observar el proceso, que en el caso del crematorio del panteón de San Nicolás Tolentino es horno, trituración y molino.

El gobierno capitalino por terminar, encabezado por Miguel Ángel Mancera, en sus informes no da un solo dato del tema. En el 2016, según INEGI, ocurrieron 62 mil 230 defunciones, cuyo número es pingüe negocio para los funerarios sin que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)  ponga un freno a sus abusos.

Vale recordar que las perpetuidades en los sepulcros dejaron de existir en lo que fue el Distrito Federal (ahora Ciudad de México) desde 1974, por lo que solamente quienes tienen esa condición pueden mantener a sus seres queridos en sus fosas adquiridas y hasta construir sus mausoleos por tiempo indefinido.

Las personas que llegan a pagar su derecho por sepultura tienen derecho a mantener a su familiar por 21 años con sus respectivos refrendos. Aunque el personal de los panteones dicen que algunos familiares se olvidan de sus muertos y nunca más regresan a verlos, por eso cuando se cumple ese lapso de tiempo, los restos óseos se meten a un costal para seguir reutilizando las fosas, explican.

Por el abuso de las funerarias capitalinas sin supervisión de las autoridades de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y desconocimiento de la población, las cremaciones intentan desplazar a los sepelios tradicionales, supuestamente por la falta de espacios en los panteones.

Sin embargo, en los panteones capitalinos como en el Panteón de San Nicolás Tolentino hay  espacios todavía para sepultar a sus seres queridos con un dato más se pagan 600.00 pesos de derechos contra más de mil 447 por incineración de cuerpo más velación sencilla 216 pesos  que da un total mil 663.00 pesos.

Los abusos de los funerarios, quienes aprovechan la situación difícil por la que atraviesan los familiares en esos momentos de luto, hace que impongan sus condiciones y no detallen los costos de una cremación o una sepultura. Además del costo del ataúd, carroza, camión y velación, por una sepultura contrario a lo que se piensa. Siempre sus números rebasan hasta los 12 mil pesos mínimo, y recomiendan la cremación, a pesar de que es más caro.

Información proporcionada a Vorágine revela que “es más barato sepultar por 21 años, pues se cobran 600.00 pesos de derechos en los panteones capitalinos y cada siete años se hace un refrendo de 200.00 pesos”.

En el panteón de San Nicolás Tolentino tiene 113 hectáreas con una infinidad de espacios para dar cristiana sepultura a los seres queridos de los capitalinos, se informó.  A veces hay diez cremaciones o una, o a veces ninguna en los hornos del cementerio y anualmente hay unos mil entierros.

Explican que los funerarios son los responsables de encarecer los servicios de una ceremonia de un sepelio, desde ir por el cuerpo al hospital o agencia del ministerio público hasta la cremación o inhumación del mismo. La cremación en un particular cuesta 3 mil pesos para arriba, detallan las fuentes de Vorágine.

Además, explican que “cuando hay necesidad de espacios en el panteón hay exhumaciones. No hay falta de espacios”.  Para los funerarios no es negocio sepultar sino cremar.

Recordaron que en delegaciones como en Iztapalapa hay servicios gratuitos funerarios para la gente de escasos recursos embalsamiento, traslado, camión y féretro reciclado donado.

Así es como los capitalinos buscan el descanso eterno de sus seres queridos, aunque, el negocio de los funerarios siempre lleva la delantera por la desinformación existente y lejanía de las mismas personas que no quieren saber nada de la muerte hasta que llega el momento final.