López Obrador, como jefe de gobierno capitalino, se negó a gravar con impuesto local la venta hecha por Banamex a Citigroup

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AMLO
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Ha trascendido en medios, cuartos, recámaras de casa chica y cámaras de TV e internet y en el Congreso de la Unión, que en el remoto año del 2001, el entonces Peje de Gobierno del DF Manuel Andrés López Obrador (MALO) recibió de este columnista jurista, un proyecto con la iniciativa de adiciones al Código Financiero del Distrito Federal, para gravar con un 10% los egresos de las empresas, por concepto de enajenaciones diarias de sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), como un impuesto local que ya se cobraba en Londres por las operaciones de la bolsa británica.

En la exposición de motivos se aludía a la inminente venta a través de esa BMV, del banco nacional Banamex al norteamericano Citygroup, en la fantástica cifra de 12’000’000,000 US-Dollars. 
La ratio legis de dicha iniciativa de decreto, planteada por este columnista a MALO, la hice consistir en que la Federación está facultada para cobrar impuestos por los ingresos de las empresas y que, por lógica constitucional, los egresos de ellas eran susceptibles de ser gravados con impuestos locales por las entidades federativas, habida cuenta de que se trata de facultades concurrentes. 
Para que este columnista pudiese llegar a MALO fue menester una recomendación del ex-presidente Luis Echeverría Álvarez (LEA), cuya nuera Ana Lilia Zepeda entonces era jefa de prensa del Jefe de Gobierno del DF e intima amiga del propio Peje.
También fue necesario obtener el voto de confianza del psiquiatra del mismo Peje, el hidalguense Fausto Trejo; e inclusive fue obligatorio tener la benevolencia del padrino santero, que acababa de llegar de Cuba para proteger del mal de ojo a Manuel Andrés López Obrador.
No obstante todas esas condiciones para el encuentro en el Museo de la Ciudad de México, este columnista vio rechazada su propuesta de que el Gobierno del DF se viera refrescado con un mil doscientos millones de dólares, por concepto de ese impuesto local a tal operacion en la Bolsa Mexicana de Valores.
El Peje preguntó al columnista jurista por qué se había atrevido a recomendarle LEA con ÉL, si no era su amigo y que, en cuanto fuera presidente de México, lo metería a la cárcel; y con ese baladí pretexto, MALO se abstuvo de gravar fiscalmente la venta de Banamex en 2004, a pesar de seguir denostando demagógicamente al ex-propietario Roberto Hernández y, claro, MALO no llegó a la presidencia. Uff
En la actualidad ese demagogo Manuel Andrés López Obrador sólo manda al caño sus propias propuestas y ya no puede hacer daño alguno al DF ni a algún otro conglomerado humano regional o nacional.

Habría que agradecer al presidente Enrique Peña Nieto su neurona y testosterona para cobrar impuestos a las operaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, pues, con esa valerosa iniciativa presidencial, junto con su otra iniciativa de derogar la consolidación fiscal de las empresas de los 300 magnates apátridas de los monopolios nacionales, ante los ojos de este columnista, EPN se habría revaluado el 11 de septiembre del 2013 revaluado como un auténtico estadista, que procura democracia y justicia social.

Pero tres años después, tras transar en Los Pinos el presidente Enrique Peña con Donald Trump, el enemigo público número uno de los mexicanos, hoy, la conducta presidencial se adecua al tipo penal previsto en el artículo 123 del Código Penal Federa 
¿Qué pasó con ese muchacho pueblerino, anodino, sano, noble y de buena fe del año 2013, quien actualmente desde Los Pinos realiza actos para someter la integridad de la Nación Mexicana, a esa execrable y deleznable persona extranjera?
¿Qué dispone al respecto el Código Penal Federal ?
“ARTíCULO 123.- Se impondrá la pena de prisión de cinco a cuarenta años y multa hasta de cincuenta mil pesos al mexicano que cometa traición a la patria en alguna de las formas siguientes:
I.- Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero.”