No ha trascendido en medios y cuartos de guerra sucia, cuál es el verdadero motivo del encono presidencial en contra de Marcelo Ebrard Cassaubón, tras leer cincuenta columnas, ensayos, editoriales o notas sobre su precaria situación social, económica y política, derivada de la filtración a Carmen Aristegui de la Casa Blanca en Las Lomas.
E incluso leí la tesis del respetado e informado columnista, acerca del peculado multimillonario en la Línea 12 del Metro, por el amorío entre el actor William Levy y el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal; bueno, hasta entrevisté al presidente de la comisión parlamentaria que investiga ese peculado, configurado al no obtener Marcelo la autorización del Congreso de la Unión, para endeudar al DF; delito encubierto en el esquema de un Proyecto de Prestación de Servicios (PPS), permitido por la Asamblea Legislativa del DF, sin inversión de las empresas privadas, ahora concesionarias.
Entonces y en suma adversa a todas las especulaciones sobre el motivo de tal odio presidencial, no es la Casa Blanca de Las Lomas adquirida por la actriz Angélica Rivera Hurtado, como presta-nombres de su actual esposo; no, ni por asomo es esa motivación baladí, sino una filtración a tal cónyuge el 2 de noviembre de 2012 de parte del ex-procurador de Justicia del DF.
En una reunión coloquial e íntima en esa casa, el presidente electo quedó estupefacto, cuando le filtró la existencia en su contra de la averiguación penal por uxoricidio, que por instrucción de Marcelo inició el Ministerio Público Local en el Hospital ABC de Santa Fe, la madrugada del jueves 11 de enero del 2007; además le filtró que habían otras cuatro indagatorias penales en Veracruz, integradas el 10 de mayo de ese año, por igual número de homicidios, perpetrados en contra los escoltas de hijas e hijo del entonces gobernador del Estado de México, guaruras que supuestamente coadyuvaron en aquel presunto uxoricidio.
Queridas lectoras, he ahí el quid del notorio odio presidencial contra Marcelo Ebrard Cassaubón y el nuevo trascendido de que el actual jefe del Poder Ejecutivo Federal también odia al ex-gobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán; mi fuente militar patriota, honorable e irreprochable dice que por ese dual odio del joven mexiquense padece cáncer, grave enfermedad reconvertida en metástasis, descrita por Rafael Loret de Mola en su reciente libro “El alma también enferma.”
Querido lectores, con esa dual filtración, ésta habrá de ser mi última colaboración para el valiente e inteligente periódico cibernético www.voragine.com.mx y expreso mi gratitud a su editor-director general don Javier Ramírez, por su hospitalidad y verticalidad para EL LAVADERO, otra tarea impostergable me ocupará los siguientes días y semanas o meses y quizás años en mi natal Guerrero, hasta la vista amigos.
