Trump puso finalmente contra la pared a AMLO

0
Anuncio

Tras la puerta del poder

Por Roberto Vizcaíno

Todos en México y el mundo sabíamos que, en algún momento, Donald Trump dejaría de lado sus consideraciones hacia Andrés Manuel López Obrador y lo colocaría en una situación de indefensión y agobio.

Sin salida.

Ese momento llegó antier al declarar el mandatario estadounidense que tiene meses de haber iniciado un proceso en su Congreso para declarar como “terroristas” a los cárteles de la droga en México.

No hay vuelta de hoja, la experiencia indica que tarde o temprano sus senadores y representantes le van a aprobar la petición, y que Trump va a actuar en consecuencia para defender a sus connacionales de estos terroristas.

Los hechos indican que metidos en esa dinámica, los EU se apoyan en sus agencias de inteligencia para localizar y calificar a los terroristas donde quiere que estos se encuentren para luego actuar militarmente.

El fin de eso es lograr el exterminio de líderes y grupos. Nunca le han pedido permiso a ningún gobierno en el mundo para hacerlo.

No lo van a hacer con México.

¿Pero por qué Trump y sus antecesores no habían declarado terroristas a los cárteles de la droga en México?

Porque con todas las insuficiencias y debilidades, el sistema de seguridad en México había funcionado en el control de esos cárteles.

Y con Andrés Manuel López Obrador ya no lo hay.

Para Trump y los sistemas de inteligencia y de seguridad de EU el culiacanazo, y dejar en libertad al hijo del Chapo Guzmán, junto a otros hechos -como los pronunciamientos constantes del Presidente de México de que no se combatiría a los narcos ni se les detendría-, fue la alerta final de la necesidad de intervenir.

Para Trump y los sistemas de seguridad de EU y el mundo entero ese día quedó claro que las políticas de seguridad pública, el Ejército y todo el sistema de Seguridad de México estaba rebasado.

Hoy la justificación de Trump está en marcha. Y no se ve cómo haya vuelta atrás. Ni un motivo suficientemente convincente para que Trump decida no hacerlo.

Una vez que el Gobierno de López Obrador logró controlar el flujo de migrantes centroamericanos el presidente de EU necesitaba otro enemigo para convencer a sus seguidores para votar por él.

AMLO se lo dio en bandeja al ordenar la liberación de Ovidio Guzmán y con ello rendir al Estado Mexicano al narco. El mensaje fue: no podemos contra los narcos. EU sí.

Con eso Trump ya tiene el pretexto. Y la solución. La intervención militar en México.

Y no hablo de invasiones como las de otros tiempos, sino acciones rápidas, contundentes ya sea con Seals o drones artillados.

Cómo lo han hecho recientemente en medio oriente. Acciones que no les han generado ninguna condena pública ni sanción internacional.

No recuerdo que en ninguno de estos casos el gobierno de López Obrador haya condenado, protestado por esas acciones injerencistas.

¿Por qué otros gobiernos o instituciones internacionales habrían de condenar una acción militar similar de EU en México contra carteles o líderes del narco?.

¿Quién en México protestaría si Trump ordena actuar militarmente en contra, por ejemplo, de quienes armaron la toma de Culiacán y ejercieron horas de terror en la capital sinaloense ese jueves 17 de octubre pasado?, ¿si sus servicios de inteligencia encuentran y exterminan, con drones, a quienes asesinaron a 9 miembros de la familia LeBarón, entre ellos a niños y un bebé?

Mire, hoy el gobierno y los servicios de inteligencia y Seguridad de EU cuentan con una lista de más de 68 organizaciones en diferentes países consideradas terroristas. Y sanciona a quienes les brinden protección o recursos.

Ahí se localizan Al Qaeda, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, Sendero Luminoso y, ahora, en lista de espera los cárteles de la droga en México, justo al sur de su frontera con México.

Declarar terrorista a una organización, les permite mantener un monitoreo constante de ellas. Para lanzar ataques.

¿Puede darse una acción militar punitiva de exterminio de EU en México?

La Ley Pública 104-132, o Ley Contra el Terrorismo, permite al presidente de EU ordenar una acción militar para interrumpir, desmantelar y destruir la infraestructura utilizada por una organización formalmente llamada terrorista.

“El presidente de EU debe utilizar todos los medios necesarios, incluida la acción encubierta y la fuerza militar, para interrumpir, desmantelar y destruir la infraestructura internacional utilizada por los terroristas internacionales, incluidas las instalaciones de entrenamiento terrorista en el extranjero y los refugios seguros”, indica esa Ley aprobada por el Congreso de EU y promulgada por Bill Clinton en 1996.

De igual forma Trump podría acudir a la resolución 1368 del Consejo de Seguridad de la ONU, que considera corresponsables a quienes “hospeden o toleren” a organizaciones terroristas.

El procedimiento iniciado por Trump en el Congreso de EU es absolutamente autónomo y soberano. Ni el gobierno de López Obrador ni nadie podría intervenir o modificarlo.

MORENA, PRI Y OTROS PIDEN A TRUMP PARAR EL PROCESO       

La reacción ante el anuncio de Trump ha sido la de pedirle al mandatario de EU respeto a la soberanía de México.

Ricardo Monreal, líder de la mayoría en el Senado, consideró que habrá de acudir a la diplomacia para buscar evitar una injerencia en México.

Consideró como “francamente inadmisible el pronunciamiento del presidente Trump sobre terrorismo. La mayoría en el Senado rechazamos toda injerencia de gobiernos extranjeros en nuestro país. La Doctrina Estrada se mantiene inalterable. Estaremos a la altura de las exigencias de México”, dijo.

“Calificar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas, sería inexacto e inadmisible. De ocurrir, el gobierno de EUA podría utilizar medios legales e institucionales que le permitirían actuar unilateralmente en nuestro territorio, con la justificación de perseguir a esos grupos”, reconoció.

Pidió considerar que la cooperación para la seguridad bilateral o regional sólo se puede alcanzar cuando parte de la confianza e interés mutuos en la prosperidad común.