Miedo alimenta intolerancia, señala universitario

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Ciudad de México, México.– Las manifestaciones más importantes de la intolerancia son las ideas, creencias o valores sobre la diferencia; formas de pensar arraigadas al género, a la diversidad sexual y esta nos causa conflicto, al igual que las identidades sexo-genéricas; le tenemos miedo al extranjero por estas condiciones y también por su raza, clase, y se puede expresar con actitudes hostiles, de rechazo e incluso en formas complejas de violencia.

En ocasión del Día Internacional para la Tolerancia, a conmemorarse el 16 de noviembre, el académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Claudio Arturo Tzompantzi Miguel, afirmó lo anterior en entrevista y precisó:

Además de la aporofobia (fobia a las personas pobres o desfavorecidas) existen otras fobias relacionadas con la raza (xenofobia), donde hay oposición a las personas que no tienen la piel blanca y por eso viven racismo. A partir de ahí hay un referente en el que se criminaliza al otro como si no fuera humano, algo que ha permanecido por largo tiempo.

Otra forma es la arquitectura hostil, donde los espacios que supuestamente deben ser útiles para todas y todos se vuelven desfavorables para ciertos individuos, y se desea esconder a los pobres.

Las fobias se dan por raza, clase, género, misoginia -también arraigada en nuestra cultura- y forman parte del rechazo a la otredad o a las personas con diversidad funcional o a reconocer nuestra propia vulnerabilidad, precisa el investigador.

La base de todos estos problemas, abunda el especialista, es el miedo generado por ideas, creencias y valores que terminan por volverse conductas y actitudes relacionadas con el rechazo, la hostilidad y, en los casos más graves, la violencia.

La discriminación e intolerancia hacia los pobres o los extranjeros está relacionada con el fenómeno llamado aporofobia, en el cual predomina la creencia de que los ricos o los originarios de otros países nos aportan algo, mientras que se rechaza a quienes carecen de recursos económicos o a los pueblos originarios, explica.

Según la Organización de las Naciones Unidas -promotora de la celebración a partir de 1995- establece que la tolerancia es el respeto, aceptación y aprecio a la diversidad de culturas, formas de expresión y medios de ser humanos.

Sin embargo, si tenemos la idea de que el otro no aporta o creemos que viene a quitarnos algo, no es aceptado. Es importante, sobre todo en este país donde nos gusta presumir que tenemos gran diversidad cultural y nos jactamos de las que ya no existen, de las personas que estuvieron en la Conquista, pero de los pueblos que están vivos no les prestamos suficiente atención; eso es parte de la intolerancia, considera Tzompantzi Miguel.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, a nivel nacional 23.7 por ciento de la población de 18 años y más manifestó haber sido discriminado entre julio de 2021 y septiembre de 2022; además, 24.5 por ciento de las mujeres y 22.8 por ciento de los hombres tuvieron alguna experiencia de esta naturaleza.

De los mayores de 18 años, 30.6 por ciento declaró que la razón fue su forma de vestir o arreglo personal (tatuajes, ropa o perforaciones); las entidades federativas con mayor porcentaje de población discriminada fueron: Yucatán (32.1 por ciento); Puebla (30.6 por ciento); Querétaro (30.5 por ciento); Ciudad de México (29.6 por ciento); y Jalisco (27.1 por ciento).

En este contexto, el académico recuerda que para ayudar a identificar mejor este fenómeno, la Facultad de Psicología, con el apoyo de la Coordinación de Humanidades de la UNAM, desarrolló el Diccionario de las Emociones disponible de manera gratuita en https://www.gaceta.unam.mx/especial-diccionario-de-las-emociones/