Actor central de matanza de Tlatelolco, Halconazo y guerra sucia de movimientos sociales, muere centenario Luis Echeverría Álvarez en Cuernavaca, Morelos

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Echeverría
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Ciudad de México, México.— Actor central de la matanza de Tlatelolco, del Halconazo y de la guerra sucia contra movimientos sociales, el centenario Luis Echeverría Álvarez murió la noche del viernes en su casa de Cuernavaca, Morelos. En el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue secretario de Gobernación y luego presidente de México entre 1970—1976, en donde la crisis económica golpeó al pueblo mexicano.“Los diputados federales del PRI nos hemos enterado con una profunda tristeza que el día de hoy falleció un gran mexicano, el expresidente Luis Echeverría Álvarez, un hombre con sentido nacionalista, impulsor de instituciones y de la igualdad de la mujer”, afirmó el diputado tricolor, Augusto Gómez Villanueva.

La vieja guardia fue la que le dio el último adiós a Echeverría Álvarez.

A Echeverría se le recuerda más por su vinculación a las desapariciones forzadas de disidentes durante la llamada “guerra sucia”, que abarcó de 1960 a 1980, y sobre todo por su responsabilidad en dos sangrientas masacres de estudiantes.

Una de ellas fue la Masacre de Tlatelolco, cuando las fuerzas de seguridad mexicanas y paramilitares dispararon a estudiantes que se manifestaban en Ciudad de México el 2 de octubre de 1968, diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos en la capital.

La masacre dejó un saldo de entre 300 y 400 muertos, y un millar de heridos.

Se señaló como responsable a Echeverría Álvarez, que era entonces secretario de Gobernación del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

Ya como presidente, se le acusó de haber orquestado el “halconazo”, también conocido como la matanza del Jueves de Corpus del 10 de junio de 1971, cuando los “halcones” (paramilitares organizados por el gobierno) mataron a 225 estudiantes -según estimaciones no oficiales- que se manifestaban en Ciudad de México.

Echeverría Álvarez fue juzgado y sentenciado por ambos crímenes, pero nunca ingresó en la cárcel -solo estuvo brevemente bajo arresto domiciliario en 2006- y finalmente fue exonerado de todos los cargos en 2009 por falta de pruebas.

Es, hasta ahora, el único expresidente mexicano procesado por la justicia.