Zaldívar y los $52 mil millones del Fobaproa

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ÍNDICE POLÍTICO

* A “Chucho” le tocó aguantar a ese señor

Sólo una mancha burocrática tiene la carrera del personaje: en 1995 fue coordinador de asesores del entonces procurador general de Justicia del DF, José Antonio González Fernández, durante la última regencia del PRI en el Distrito Federal, en el gobierno de Ernesto Zedillo.

Pero no provenir de las nóminas del erario no quiere decir que el ministro sea más o menos justo, más o menos maleable, más o menos influenciable. A la postre resulta peor, cual es el caso del propio Zaldívar.

Porque, mire usted, al presidente de la Sumisa Corta se le doblaron las rodillas y le temblaron las patitas cuando desde el vecino Palacio Nacional AMLO dijo que los ministros parecían “abogados patronales”. Con eso le doblaron. Supo Zaldívar que su expediente había sido recientemente revisado –lo que en 2009 no hizo el Senado mayoritariamente priísta cuando palomeó la propuesta de Felipe Calderón– y que en alguna “mañanera” podría ser sacado a relucir sin ningún tipo de ambages.

Y que entonces se conocería más ampliamente que en el 2001, tras el escándalo de la filtración de un audio, rompió su sociedad con el también litigante Fabián Aguinaco Aguilar, hijo de José Vicente Aguinaco quien recién había presidido a la SCJN y por entonces era integrante de la Segunda Sala de la Corte.

¿Y por qué el escándalo? ¿Por qué Zaldívar rompió tan rentable compañía debido a los contactos del socio?

Pues para comerse él solo el negocio de representar a cuatro bancos en un amparo contra el  Transitorio del IPAB. ¡Una traición de 11 millones de dólares! Sí, eso fue lo que al final le cobró Zaldívar a Bancomer, a Banco Internacional, a Banamex y a Banorte, por ganarles en 2003 un amparo que los salvó de nuevas auditorías a los pagarés que poseían del Fobaproa.

Zaldívar venció al Estado y el erario terminó de asumir en definitiva una deuda de 52 mil millones de pesos más por el rescate bancario.

Sí. A Zaldívar le debemos los contribuyentes que nuestra deuda haya crecido 52 mil millones más de aquellos pesos.

¡Gracias, señor ministro!

Ahora entiende usted por qué se dobló ante AMLO el “honorable” señor presidente de la Sometida Corta de Justicia de la Nación, don Arturo Fernando Zaldívar y Lelo de Larrea.

Por una traición que lo benefició con 11 millones de dólares.

¡Aguantar a ese señor todo el tiempo!

Que dizque porque es su deber.

Un deber que, por lo que se escucha en un video que circula en redes, lo hizo dejar a un lado todo aquello por lo que antes peleaba: libertad, justicia, democracia…

Sí, todo eso que no existe en la 4T.

“¿Cómo aguantas tanta chingadera de ese señor?”, se oye como pregunta a Jesús Ramírez Cuevas la decana del periodismo en Chiapas, Concepción Villafuerte Blanco, al término de una “mañanera” reciente.

Y él responde que ahí está –y usando la mayestática tercera persona del singular– “dispuestos al deber”.

“¡Nooo –replica la periodista–, esto no es un deber! ¿Cómo va a ser un deber aguantar a este señor todo el tiempo?”

“Así está esto. ¡Esto me tocó!”, responde como en un lamento el vocero presidencial a la colega, quien exclama “¡Chucho! ¡Por Dios!”

Pide también Ramírez Cuevas a Villafuerte Blanco que no les crea a los medios de comunicación –de los que ella forma parte– y ante el reclamo dice que él sigue peleando por la libertad, la justicia y la democracia…

¡Lo que no existe en la 4T!

En fin. ¡Pobre Chucho!

La que le fue a tocar…

¡Aguantar a ese señor todo el tiempo!