Economía del Juicio Final

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Dinero
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¡Y se lo toman tan en serio! Miguel Mancera, como el Cristo Salvador, pide un “aumento” al salario mínimo de los trabajadores porque el actual ya no les alcanza. ¡Jolín! Y tampo les alcanzará los 92.71 pesos que, unilateralmente, va a proponer el dueño Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, gremio o sindicato que defiende los intereses de las cúpulas empresariales, entre ellas la Coparmex o ConfederaciónLa Patronal de la República Mexicana.

Nótese que nadie consulta ni pide la opinión de los dirigentes de los gremios laborales como el Congreso del Trabajo o la Confederación de Trabajadores de México y menos las que tienen una mediafiliación un poquito de izquierda.

Así, en esas condiciones tan precarias en que sobrevive o subsiste la clase trabajadora (no me digan que las clases son un invento de los comunistas, porque sí hay clases sociales y quien lo niegue estaría negando la electricidad o la fuerza del viento) es imposible reactivar la economía medida por el producto interno bruto. Simplemente no se da ni yendo a bailar a Chalma o solicitarle un megacrédito al capo de capos, El Mayo Zambada.

Ah. Y los proponentes del aumentito, los del CCE, pura “iniciativa privada”, lo c alifican como propuesta “de unidad” de aumento al salario mínimo general vigente, “con la idea de alcanzar consensos con gobierno y trabajadores, e implementar los acuerdos en la segunda mitad del año”, dijo el presidente del Consejo, Juan Pablo Castañón.

“El objetivo es llegar a 92.71 pesos diarios, monto mínimo que se requiere para alcanzar la línea de bienestar, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)”. Sin embargo, “no hay plazos ni cifras fatales”, dijo, por lo que con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) se prevé definir si en uno, dos o tres años se pudiera llegar a alcanzar salarios que permitan a los trabajadores tener niveles de bienestar. Lo que no se puede hacer es “dar un brinco” para llevar el salario de 80.04 pesos diarios a 92.71 pesos diarios, ya que se deben evitar efectos inflacionarios o efecto boomerang. Dijo que por ello ya se creó una comisión de trabajo en el sector empresarial, que coordinan la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), aunque también participa la Asociación de Bancos de México (ABM) y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), entre otros organismos.

“La idea es que los grupos de estudios económicos de los organismos privados podamos tener una posición de unidad y presentarla a la Conasami”, explicó Castañón. Esta semana, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos, dijo que presentarán la propuesta entre el 25 y 28 de mayo a la Conasami, situación que confirmó Castañón, respecto a que a fin de mes se tendrá la oferta para discutirla con gobierno y trabajadores.

Los señores del dinero insisten en que los aumentos al salario son inflacionarios, aunque no dicen que la inflación sólo es causada por la ambición de los detentadores del capital. Ningún aumento debería ser inflacionario, pero como vivimos en una economía de neo9liberalismo pueblerino lo que se aplica no son las leyes de la oferta y la demanda, sino lo que he dado en llamar las leyes de la necesidad y del abuso.,

Insisten también en que uno de los retos que se deben enfrentar es reducir la informalidad, situación en la que se encuentra la mayor parte de los trabajadores que reciben salarios mínimos, así como en las microempresas formales. Lo que no dicen es que buena parte del mercado informal es propiciada y alentada por los mismos empresarios. Los comerciantes grandes, que sacan sus mercancías a las calles y contratan personal no controlado por nadie, ni por el fisco ni por el Seguro Social.

De acuerdo con el líder del CCE. Cualquier incremento salarial debe acompañarse de mayor productividad. Juan Pablo Castañón dijo que de 2012 a la fecha el salario mínimo general ha recuperado 13% del poder adquisitivo. Si se considera que en los últimos 30 años se perdió 70% del poder de compra de un salario mínimo, entonces se hablaría de que se redujo dicho porcentaje a 57%. Pero si se toma en cuenta que el salario mínimo promedio de la industria es mayor, entonces se habla de que el poder adquisitivo que se perdió en los últimos 30 años fue de 28%, pero ya se recuperó en 13%. De lo que se trata es de que el aumento que se otorgue permita que “haya una verdadera recuperación del poder adquisitivo”; es decir, que seguirá una política de incrementos que no tenga efecto inflacionario, sino que sea una recuperación del ingreso real, indicó el líder empresarial. De todos modos juan te llamas. Cualquier aumento, aunque en la calculadora del señor Castañón recupere su poder de compra, en la caja registradora del supermercado lo pierde de nuevo. Y es el cuento de nunca acabar para terminar en una economía del juicio final, en la que los únicos que se salvan son los detentadores de los medios de producción. Y los trabajadores van con zalea y todo a las llamas del infierno.

Así, no hay política económica que funcione para reactivar una economía. Una economía está creciendo, realmente está boyante, cuando crea pleno empleo con salarios muy remuneradores. 93 pesos al día sólo sirven para sobrevivir, para subsistir, aunque el dicho trabajador gane cuatro salarios mínimos al día, inclusive cinco. Así, las políticas públicas pueden tener la bendición de los más sabios padres de la ciencia económica. No funcionan porque todo se vuelve un juego. Y un juego de vencidas. A ver quien se da más rápidamente por vencido.

Agregue usted que en México (y esto no ocurre en otras economías) la política económica se aprieta en épocas de debilidad, en lugar de -flexibilizarse para ayudar a la economía. Esta contradicción tiene que ver con que, mientras la economía pierde aceleración en 2017, la política fiscal y monetaria se hacen más restrictivas, como lo advierte Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics.

Cuando la economía enfrenta un choque negativo, la política fiscal puede agravar dicha debilidad. En esta situación, la política fiscal es forzada a restringirse para evitar un mayor deterioro, y esto es lo que enfrenta la economía mexicana en 2017 con el recorte presupuestal, el cual ha golpeado más a la inversión que al gasto corriente. Además, cuando la economía marcha muy bien, la política fiscal se expande a través de mayor gasto en lugar de generar ahorro. Esta naturaleza procíclica en lugar de beneficiar a la economía, la perjudica.

En 2017 la política monetaria también se mueve de manera procíclica, ya que mientras el crecimiento económico se modera, la política monetaria se hace restrictiva. A diferencia de otros países, en donde las tasas de interés suben porque hay una mejoría económica, en México se incrementan porque las condiciones se deterioran. La política monetaria ha sido forzada a subir las tasas no sólo por el choque externo sufrido desde 2016, sino también por la ampliación de desequilibrios y distorsiones generadas por el mismo manejo de la política económica, según Coutiño. Así, en el entorno de desaceleración que enfrenta el país, en lugar de -flexibilizarse se restringieron las políticas fiscal y monetaria, lo que agravó la debilidad económica.

La prolongación de la expansión fiscal y monetaria en los pasados cuatro años no sólo no levantó el crecimiento económico más allá de 2.1% en promedio, sino que generó desequilibrios fiscal, externo, e inflación a la alza. La economía no respondió a dichos estímulos porque su capacidad productiva está limitada a un crecimiento potencial alrededor de 2.2%. Este pasado miércoles el Inegi dio los resultados del Sistema de Indicadores Cíclicos, destacando que el indicador adelantado modificó la trayectoria descendente que venía observando, lo que implicaría una mejora de las perspectivas económicas del país. Bueno.  Implicaría. Y eso es lo que queremos.