La creación de la Máquina Rotomoldeadora incrementa la elaboración de productos huecos de 6 a 12 piezas por hora y como se trata de un proceso que se realiza en forma manual, es común que los artesanos sufran accidentes e incluso intoxicaciones.
Para lograr la construcción de este prototipo, Israel Escobedo Ramírez, Armando Vega Salcedo, Erika Soto y Fernando Zamora, bajo la supervisión del profesor Juan Domingo Batista García, realizaron una exhaustiva investigación del proceso manual.
Tuvieron que aprender desde cómo elaborar el molde, preparar la resina hasta el trabajo de llenado, pero también adquirieron otros conocimientos como medición de temperatura, densidad, presión y viscosidad, que se requieren para elaborar el producto.
Asimismo, para elaborar el artefacto, que mide 3 metros de largo por medio de ancho, aplicaron los conocimientos adquiridos desde el primer semestre, como fueron física, química y matemáticas, así como los que corresponden al taller de procesos industriales, donde inspeccionaron el funcionamiento de los tornos con su tren de engranajes y lo aplicaron a su máquina.
El prototipo funciona con bandas, estrella y cadena de bicicleta que están unidas a un tren de poleas activadas por un motor y dos reductores que provocan el giro de los marcos a una velocidad lenta pero constante para que la resina se distribuya uniformemente por todo el molde.
De acuerdo con los politécnicos, que basaron su prototipo en un caso real, la máquina podría beneficiar a empresas y pequeños artesanos, ya que se trata de un prototipo mecánico y eléctrico semiautomático que permitiría a los operadores realizar otras actividades mientras la pasta está lista.
