Terminó la función

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Chihuahua
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Se va el Papa Francisco, después de haberse asomado un poquito a la mucho de diabólica realidad Mexicana.

Culminó Bergoglio su estancia mexicana en la tierra de las muertas, de las niñas que salen en la noche del trabajo y nunca llegan a casa porque alguien las violó en el camino y las asesinó: las muertas de Juárez.

El papa visitó también la cárcel en donde seguramente están recluidos muchos de los feminicidas, si es que los han agarrado, pues muchos tienen, en la muñeca  que estrangula o jala un gatillo, el apoyo de personajes muy incluyentes de la sociedad juarense,

Pero bueno. Dicen que le faltó hacer mucho. Yo entiendo que lo que el papa, a sus 85 años, hizo más de lo que pudo. Muchos critican que no se reunió con los padres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. Los padres no se quejan y aclaran que no presionaron para que fueran recibidos. El papa está consciente de su situación. Uno de sus primeros actos de la gira mexicana fue condolerse con los mexicanos que han perdido algún familiar en esta idiota guerra Y estoy seguro que tal mensaje iba dirigido a los padres de los 43.

En Ciudad Juárez, tierra bañada con sangre de mujer, valiosísima sangre femenina, de novia, esposa, madre, creadora, el Papa Francisco pidió romper los círculos de la violencia y la delincuencia, pues “ya tenemos varias décadas perdidas, pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas”.

Con razón habló de esta manera. El gobierno, todos los gobiernos, quieren arreglar el problema de la delincuencia organizada y del narcotráfico con la represión y la cárcel y no hacen nada para prevenir, para crear condiciones que permitan que el narcotráfico no florezca, tan fácil que es. Ya muchos lo han tratado, la despenalización. Como lo hicieron con el alcohol que cuando estaba prohibido ocasionó miles de asesinatos y venganzas entre grupos de la mafia y los hombres de Eliot Ness, quien por cierto murió en un choque vehicular cuando iba manejando su vehículo bien borracho.

El Papa Francisco visito a los reos de la cárcel denominada Cereso Número 3 de Ciudad Juárez. Luego de llegar en avión a la ciudad, el papa Francisco se dirigió en papamóvil hasta este centro penitenciario, como parte de las actividades de su último día de visita a México. Primero realizó un breve recorrido por las instalaciones y bendijo la capilla que se encuentra en este centro, y luego escuchó a mujeres y hombres recluidos. Además, saludó a 20 mujeres y 30 hombres elegidos por su comportamiento, quienes le entregaron obsequios.

Ante unos 800 presidiarios, el papa pidió luchar desde ahí adentro a revertir las situaciones que generan más exclusión y a “trabajar para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose víctimas”, afirmó: “La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza antes, comienza afuera en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social; es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en la escuela, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social.

Bergoglio dio una cátedra que tendrían que haber escuchado los procuradores, los ministerios públicos, los abogados, los jueces, los secretarios, los trabajadores sociales, los sicólogos, los carceleros y todos los que intervienen en la represión de un presidiario.

El papa fue contundente: “A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos, más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, sicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”, subrayó el papa.

Luego de escuchar a la interna Evelia Quintana, consideró ante los internos, de los cuales más de cien son mujeres: “La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios y acceso a los servicios básicos por nombrar solo algunas medidas.

 “Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está; por eso he querido celebrar con ustedes el jubileo de la misericordia, ya que eso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia hacia adelante. Ustedes sufren el dolor de la caída, sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones buscan rehacer la vida desde la soledad”.

Les pidió: “Hablen con los suyos, cuenten sus experiencias, ayuden a frenar el circulo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir “experimentó el infierno”, puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose víctimas”.

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