Un convulsivo inicio de año

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Peña Nieto
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El peso, el dólar, el petróleo, la bolsa de valores, el salario mínimo, los nubarrones en el horizonte económico fueron amainados en México con la recaptura del empresario criminal más importante y buscado del mundo del hampa empresarial, Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quien se había fugado espectacularmente ya dos veces de dos cárceles de presunta máxima seguridad en el país.

La economía nacional, pese a los buenos deseos del señor Enrique Peña Nieto, y de los señores de Hacienda, Luis Videgaray Caso, y del Banco de México, Agustín Carstens Carstens, no crecerá ni al tres por ciento (pronostican los oficiales 2.8 y lo dan por muy bueno), que en realidad es muy poco para el tamaño de la economía nacional y para la ingente demanda de empleos, nuevos empleos que año con año se incrementan en por lo menos un millón 500 mil aspirantes a un puesto de trabajo.

Siempre digo de manera jocosa que 2016 será un mejor año en todo, pero que el 2017, con lo que quiero advertir que la situación, en vez de moverse hacia adelante como lo pregona el señor Peña Nieto, se mueve para atrás y se queda estancada. Transcurrirán muchos sexenios para que las famosas reformas estructurales rindan los frutos que pretende cosechar el gobierno, pero los actuales gobernantes ni los que llegarán en el 2018 verán jamás tales frutos, porque las reformas están más estructuradas, mal pensadas, mal concebidas. Y ahí se quedarán, en el archivo de la Cámara de Diputados.

La situación económico financiera de los mercados internacionales es desastrosa, hay una guerra sin cuartel entre las grandes economías, que no deja sacar la cabeza a nadie, pero nadie se ha dado cuenta, y menos el gobierno de México, que a río revuelto ganancia de pescadores. Y eso es lo que está faltándole a los mexicanos, buenos, marrulleros, interesantes pescadores que se aprovechen de la situación que están viviendo los países industrializados para hacer de la economía mexicana una economía ganadora. Claro que se puede, es cosa de política económica, de política monetaria y política cambiaria. No hay que echarle la culpa de todos nuestros males al entorno internacional, como lo hace el Ángel de la Dependencia, José Ángel Gurría Treviño, idea que le compran, y  muy buen precio, los muchachitos de Toluca y de Atlacomulco., reforzados por el marrullero negociante, Pedro Aspe Armella Maza.

Si no toman al toro por los cuernos y se ponen las pilas de una política económica nacionalista, keinesiana (el manchesterismo, el neoliberalismo, el consenso de Washington ya dieron de sí y ya probaron su fracaso), el peso seguirá hundiéndose y este año rebasará con creces los 20 y hasta los 25 por dólar estadounidense; el petróleo tendrá que ser desechado y taponeados los pozos de aceite y los programas y planes de extracción de aguas profundas, olvidados por  el momento, porque los precios del tambo no sólo no repuntan, sino se hunden cada vez más en las lodosas pozas de aceite hirviendo que se forman en los campos petroleros.

Todo se lo llevará el carajo, si siguen con la tontería de copiarle la receta al Fondo Monetario Internacional. o a los ricachones de la Organización para el Desarrollo Económico. Y sigan insistiendo en mover a México con los bártulos de los economistas de Chicago. Así, la movida no llegará a ninguna parte y se acabará el sexenio de Peña Nieto con más pena que gloria, porque no dude usted de que El Chapo vuelva a lograr una tercera espectacular fuga ya sea del Antiplano, o de cualquiera de los búnquers carcelarios de los Estados Unidos. Júrelo. El hombre es la reencarnación de Houdinini.

El horizonte económico, pues, no es nada claro. Es más, se despliegan muchos nubarrones en el cielo económico de México.  Y quiénes van a sufrir y no sólo van a ser los trabajadores pobres, hambrientos, miserables, sino los propios dueños de las pequeñas y medianas empresas, que son la mayoría de la estructura económica, porque los machos de la economía, esos no sufren, tienen su dinero en dólares en los más sofisticados imperios del libre cambio y de los paraísos fiscales,

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