Tiempo de reflexión, y de recuento de pérdidas y victorias

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elección 2015
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Después de sacudirse el polvo de la contienda, con la mirada en el tablero del PREP del INE, ciudadanos, candidatos, partidos y gobernantes –incluido el presidente Enrique Peña Nieto-, seguramente sonrien.

Los únicos que no quedaron conformes son los que nunca lo están. Esos que esperaban el desastre, la represión y el triunfo de la violencia y la anulación de los comicios. Esos no sonrieron ni sonreirán nunca.

Hoy, con los primeros conteos casi totales en la mano, vemos que el voto ciudadano –masivo y ajeno al tan anunciado abstencionismo-, repartió parejo para todos.

Como lo dije ayer aquí mismo: quienes somos los grandes ganadores de este proceso somos los mexicanos, quienes además dimos la gran lección de la civilidad al optar por un contundente rechazo a la violencia, y por reiterar que el único camino que queremos seguir es el del reparto del poder por la vía institucional del voto efectivo.

Y que a pesar de una deficiente Reforma Político Electoral, y un muy cuestionable funcionamiento del INE, operaron los comicios, se puede afirmar en el día después que nuestra democracia funciona.

Que, de entrada, a través del voto le dimos la mayoría de la nueva Cámara de Diputados a la alianza de partidos que apoyan al presidente Enrique Peña Nieto: a PRI, PVEM y Panal quienes rondan +- los 260 diputados así como 5 gubernaturas de 9 en juego. Y que eso significa que ciertamente hay inconformidades y resentimientos sociales, pero no una descalificación absoluta a la gestión de la administración actual.

Que nuestro voto también hizo ganar al PAN, al darle a este partido no sólo dos o tres gubernaturas sino unos 110 diputados federales para convertirlos en la tercera fuerza política en San Lázaro, y determinar que sin su participación Peña Nieto, PRI, PVEM y Panal no pueden aprobar reformas constitucionales.

Nuestro voto emitido el domingo decidió también castigar al PRD, pero no al nivel de su extinción sino para darle espacio a una profunda revisión autocrítica hacia su recomposición. Como sea lo ratificamos como la fuerza mayoritaria de la izquierda mexicana. Así el PRD obtuvo la gubernatura de Michoacán, les quedó de 5 a 6 delegaciones en el DF, y unas 60 diputaciones federales que los ubican como la tercera fuerza política nacional. Y estoy seguro que los dirigentes perredistas sonríen porque, luego de lo de Iguala y el desastre de Guerrero, y todas las rupturas internas, ellos esperaban un resultado peor.

Los que están súper sonrientes son los del PVEM porque, a pesar de todas las multas, obstrucciones y la fuerte campaña en su contra, lograron aumentar de 29 a quizá 48 diputados su bancada en San Lázaro.  Y eso significa que serán el “factor” de la aprobación de iniciativas junto con el PRI, Verde y Panal y porque al aumentar su número de diputados incrementan automáticamente su subsidio por parte del INE.

Otros que están hoy seguramente súper contentos y sonrientes son los dirigentes del Panal, porque esta es la primera vez que participan en comicios sin tener detrás el apoyo que les significaba la operación de Elba Esther Gordillo y del SNTE, y porque a pesar de eso lograron obtener entre 9 y 12 diputaciones federales lo que significaría no sólo mantener su registro y prerrogativas millonarias sino una posición preferente en todas las negociaciones internas dentro del Congreso ya que junto al PRI y Verde, forman la mayoría legislativa predominante.

Y finalmente entre los súper, pero súper sonrientes y contentos están los de Movimiento Ciudadano quienes lograron subir su bancada de 16 diputados a entre 24 y 29. Y eso sin tener en sus filas al final a Marcelo Ebrard.

Los casos especiales de esta elección son PT, Morena, Partido Encuentro Social y Partido Humanista.

El PT y el Humanista pierden su registro, pues no alcanzan ninguno el 3% de los votos, porcentaje requerido para confirmar su permanencia.

EL PT, fundado el 8 de diciembre de 1990 gracias a la intervención y apoyo de Raúl Salinas de Gortari, es el más antiguo en perder el registro. Fue además el que más opciones abrió a AMLO frente a la ruptura de éste con la dirigencia de Los Chuchos en el PRD, y es al que peor le va con la aparición de Morena.

El Naciente Encuentro Social logra quedarse al obtener el 3.33 % de la votación mientras que Morena, propiedad de Andrés Manuel López Obrador, arranca como partido con el casi 9 por ciento de los votos y entre 34 y 40 diputados federales y el triunfo de al menos 5 delegaciones en el DF, entre ellas Cuauhtémoc.

Lo importante de su inclusión en el juego institucional, es que todos sabemos ahora cuánto representa en realidad el voto por el tabasqueño.

Para hacer esta evaluación es importante confrontar su porcentaje actual, con los obtenidos por él en la presidencial de 2006 cuando casi gana la Presidencia de la República con 35.3% de los votos, y cuando en 2012 vuelve a colocarse como el segundo en la contienda, al obtener el 31.6% del sufragio.

El bajón de 35.3% y 31.6% a 8.45% seguramente le dirá algo a él respecto de su abierta disputa con el PRD y de su alejamiento del PT y MC.

Como sea, no es para nada malo para AMLO arrancar ahora con casi 9 % de los votos hacia la contienda presidencial de 2018.

Esa justa está todavía muy lejos y seguro pasarán muchas cosas, y cambiarán muchas otras en estos próximos 3 años.

Pero desde ahora podemos ver que Jaime Rodríguez, El Bronco, estaría compitiendo en forma natural en los comicios del 2018 lo cual le restaría votos principalmente a AMLO.

En fin, todo advierte un cambio importante en la vida política del país.

REFLEXIONES

Si vemos lo que pasa en otras latitudes – España por ejemplo, donde surgieron 2 nuevos partidos que arrebataron el predominio del voto y los cargos municipales a los tradicionales Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español; o si observamos lo ocurrido en Grecia con el nacimiento del conglomerado de izquierdas en Grecia a través de Syriza y las crisis políticas y sociales de Chile, Brasil e Inglaterra-, es lógico que nosotros no podíamos quedarnos fuera.

Lo importante es ver que, a diferencia de aquellos otros países y sociedades, los mexicanos seguimos alejados de las rupturas y los populismos y ratificamos nuestro propio camino esencialmente a través de las fuerzas conocidas: PRI, PAN, PRD, Verde, Panal, Movimiento Ciudadano y ahora Morena y Encuentro Social.

Cada uno, independientemente de los orígenes e intereses de sus dirigencias, tienen base social expresada en votos.

Pero quizá lo más importante, es que los somos los propios mexicanos, quienes hemos decidido no darle la espalda a un gobierno que ha empeñado su esfuerzo y futuro e historia en una serie de reformas estructurales en curso que verán pco a poco sus resultados en los siguientes años.

Y que lo hemos hecho al ratificar el predominio de las fuerzas políticas que lo soportan, a través de un voto que desmiente o rechaza el persistente embate de descalificación a un Presidente de la República, a Enrique Peña Nieto, que no está exento de errores en la conducción de su comunicación con la sociedad, ni de sus políticas.

Y todo esto lo hemos logrado con nuestra participación masiva, contundente, los mexicanos, para mostrar nuestra cara como una sociedad plural, compleja, diversa, moderna y antigua, esencialmente joven y pujante, demandante y tolerante.

De aprovechar todo este bono democrático, depende de esta clase política a la que ahora los mexicanos hemos dado una nueva oportunidad.

Así de fácil y difícil.

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