Ciudad de México, México.— Las empleadas de las taquillas en las estaciones de las 12 líneas del Sistema de Transporte Colectivo Metro tienen muchos problemas para atender a los usuarios que compran boletos o recargan sus tarjetas, pues las filas nunca se hacen esperar y casi es una mala costumbre el deficiente servicio. Además, de lo déspotas que se comportan con la población y entregar incompleto el cambio con técnicas de dosificación del mismo.
Ante esta situación, se realizó un recorrido por varias estaciones, y el vicio es el mismo, falta de personal en las taquillas, en lugar de funcionar dos, nada más hay una taquillera, quien de mala gana atiende a los ciudadanos que llegan a comprar sus boletos o recargan sus tarjetas. Y en ocasiones, justifican su carencia de vocación de servicio y utilizan a los vigilantes como golpeadores para intentar poner orden a los usuarios que exigen una atención adecuada y expedida en la compra venta de boletos.
Las mismas empleadas de las taquillas de ese medio de transporte masivo maltratan a los usuarios cuando hacen la compra de sus pases para viajar en el Metro, y el deficiente servicio hace que las filas se hagan de varios metros.
Los jefes de estación ante esa situación hacen nada para apurar a las taquilleras a que atienden la demanda de boletos. Incluso, cuando se les llega a reportar a las taquilleras por entregar mal el cambio, solamente hacen nada. Los mismos empleados del sistema, conocen esa técnica de dar mal el cambio como “dosificado”. Es decir, cuando una persona comprar boletos y da un billete, la taquillera se encarga de entregar el cambio poco a poco y, si el usuario se descuida por llevar prisa, se va con su cambio incompleto. Esos son los múltiples vicios que ha dejado ese sistema de transporte colectivo a medio siglo de su existencia al ser inaugurado su primer tramo Chapultepec—Zaragoza en 1969.
