Desarrolla UNAM medicamento para tratamiento del moquillo

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Ciudad de México, México.– Investigadores del Centro de Nanociencias y Nanotecnología (CNyN) de la UNAM desarrollaron un medicamento a base de nanopartículas de plata (AgNPs), que podría ser una alternativa para el tratamiento contra el distemper, mejor conocido como moquillo. Tras un estudio aplicado a 50 perros de distintas razas, lograron resultados exitosos, que fueron publicados en el International Journal of Nanotechnology.

Las propiedades antimicóticas, antimicrobianas y antivirales de las AgNPs han sido estudiadas desde hace 20 años en México por Nina Bogdanchikova y su equipo multidisciplinario en el CNyN, quienes han explorado sus aplicaciones médicas y veterinarias.

Roberto Vázquez-Muñoz, miembro del equipo de Bogdanchikova, aseguró que este fármaco –en la última fase de patente– ha resultado eficaz y reduce considerablemente los costos del tratamiento. “Podría costar entre 300 y 500 pesos, aproximadamente”.

El moquillo es la enfermedad viral más mortal en caninos después del parvovirus; deja graves secuelas y un fuerte gasto económico en sus propietarios, destacó Ylenia Márquez-Peña, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVyZ).

“La hospitalización, pruebas de laboratorio y tratamiento pueden ascender a 15 mil pesos en un mes, pues tan solo una resonancia magnética para descartar alteraciones neurológicas cuesta siete mil”, detalló.

Estudio en la UNAM

Para realizar el experimento, los investigadores del CNyN, junto con veterinarios de Ensenada, reclutaron a 50 perros de distintas razas, cuya sintomatología estuviera asociada al distemper, y clasificaron a aquellos que aceptaron el tratamiento y los que no.

El protocolo consistió en suministrar diariamente –en el alimento de canes enfermos– un miligramo de nanopartículas de plata en gotas por cada kilogramo de peso del animal durante 15 días, para el cuadro no neurológico (con afectación digestiva, cutánea y respiratoria). Mientras que para el neurológico (con daño al sistema nervioso) se aplicó la misma cantidad, pero dos veces al día durante cuatro semanas.

Los resultados fueron contundentes, describió Vázquez-Muñoz: el 90 por ciento de los que presentaron el cuadro no neurológico se recuperaron sin secuelas; del cuadro neurológico sólo sobrevivió el seis por ciento y los que no fueron tratados con AgNPs tuvieron una tasa de mortalidad del 100 por ciento.

“También encontramos que, al mismo tiempo, las nanopartículas de plata atacan bacterias y hongos oportunistas que aprovechan cuando el sistema inmune del animal está debilitado”.

Para Bogdanchikova, el éxito del fármaco se debe a su capacidad de inhibir la fase de unión del virus a las células huésped; no obstante, están tratando de entender cómo ocurre ese proceso.

“Hemos visto en modelos con ratones que una parte de las nanopartículas de plata permanecen en el organismo y pueden acumularse en algún órgano, por lo que consideramos importante conocer qué pasa a mediano y largo plazos para predecir una toxicidad”.

Frecuente en temporada invernal

Márquez-Peña, también doctora en el Hospital Veterinario de Especialidades de la FMVyZ, comentó que es frecuente encontrar cachorros contagiados durante la temporada invernal, porque son un regalo frecuente en las fiestas decembrinas, y comúnmente son adquiridos en lugares hacinados y poco higiénicos (como el Mercado de Sonora, en Pericoapa o en puentes del Periférico), donde adquieren el virus del moquillo.

Además, “el microorganismo es más resistente en ambientes fríos: en temperaturas de 18 grados centígrados pueden sobrevivir una semana, y bajo cero hasta meses”.

Según la veterinaria, el virus presenta afinidad por algunos órganos del animal (pulmón, intestino y piel), pero se ha detectado un cuadro en donde los anticuerpos –adquiridos al vacunarlos– atacan al sistema inmune, lo que provoca una inmunosupresión, un cuadro ideal para que las bacterias oportunistas infecten. “Entonces, una secreción nasal se convierte en una neumonía”.

Lo que creyeron que sería un buen regalo, concluyó, se convierte en un gasto considerable con repercusiones emocionales, pues frente al dolor del animal la decisión final de la familia es la eutanasia. “Del porcentaje de propietarios que inicialmente aceptan el tratamiento, sólo el 30 por ciento lo continúan”.