Europa tiene a la yihad en su casa

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PARIS
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El presidente François Hollande no tuvo que ir muy lejos para combatir al Estado Islámico.

Dos días después de declararle la guerra a los yihadistas del EI desde Versalles, Hollande ordenó una redada con más de un centenar de agentes de tropas de élite en el barrio periférico de Saint Denis, donde se localizó y mató a Abdelhamid Abaaoud, un belga de origen marroquí de 27 años señalado como el autor intelectual de los 7 ataques terroristas del viernes anterior en Paris, en los que murieron 129 personas y unas 400 más resultaron heridas.

Durante el operativo en Saint Denis se inmoló una mujer identificada como prima de Abdelhamid, hiriendo a 7 agentes al hacer explotar cargas explosivas que tenía alrededor de su cuerpo. Algo similar a lo que hicieron 7 de los 8 terroristas que participaron en los ataques del viernes anterior.

Con todo ello queda demostrado que la guerra iniciada por Francia contra el Estado Islámico no sólo reclama acciones militares en Siria e Iraq contra este grupo, sino que el mayor reto lo tiene dentro de Europa misma.

Hasta hoy los terroristas que han actuado durante los últimos años en Europa, incluidos los de enero y la semana pasada, han sido ciudadanos nacidos en ese continente.

Además de europeos y musulmanes, todos los terroristas tienen el común de formar parte de la primera generación de nacidos en Europa dentro de familias de inmigrantes árabes.

Los otros factores que los unen, son los de haber sido casi todos o combatientes del Estado Islámico en Siria o Iraq, o militantes islámicos entrenados militarmente por el EI.

Prácticamente todos son excombatientes que han regresado a sus hogares en Europa luego de su paso por la guerra en Siria o en Iraq.

Es así que los servicios de inteligencia europeos consideran que hoy existen en unas 18 naciones del continente alrededor de 5,500 de estos excombatientes que podrían ser potenciales terroristas.

Unos 10 mil más estarían en los países que rodean a Europa en el Mediterráneo.

De acuerdo a los servicios de inteligencia, estos excombatientes del Estado Islámico que forman las llamadas “filas del terror”,  todos ellos ciudadanos europeos, están distribuidos de la siguiente forma:

En Francia, con 1,400 excombatientes se ubica el mayor número de yihadistas europeos; en Alemania se ubican otros 550 y en Reino Unido hay alrededor de 500; en Bélgica hay unos 300; en Holanda están contabilizados 123; en Austria 164; en Suecia 90; en España al menos 70  y 53 en Italia.

Hacia el norte del continente, en Rusia hay 1,300 –en su mayoría de origen checheno- mientras que en Georgia cuenta con unos 440 y Albania con 90.

Noruega tiene 28 y Suiza 27.

En el sur, fuera de la Unión Europea, se encuentra el mayor contingente de excombatientes del EI y por ello la mayor amenaza del terrorismo islámico: en Túnez hay unos 3,000; en Marruecos quizá 1,500; en Jordania 1,300 y en Turquía al menos unos mil.

En Arabia Saudí habrá, dicen, unos 2,500.

NO ES NUEVO

En este contexto los actos terroristas no son algo nuevo, sino recurrentes dentro de la Unión Europea.

Los más impactantes han sido sin duda los cometidos este año en Francia, iniciando el 7 de enero con el ataque a la redacción de la revista satírica Charlie Hebdó localizada en el bulevar Richard Lenoir, en el distrito 11 de París.

Ahí los hermanos Chérif y Said Kouachi, de 32 y 34 años, nacidos en París pero de origen argelino, asesinaron a las 11 de la mañana del miércoles 7 de enero, y en los siguientes 10 minutos masacraron a 11 personas, entre otras al director, Stéphane Charbonnier, conocido como Charb.

En su ataque y bajo gritos de “Alahu akbar” (“Alá es grande”), asesinaron también a Bernard Verlhac, conocido como Tignous, de 57 años; Jean Cabut, que firmaba como Cabu, de 76, y Georges Wolinski, de 80 años así como a Bernard Maris, un  reconocido economista y colaborador habitual de la publicación.

En su huida, ya en la calle, mataron a un policía que paradójicamente era de origen árabe y musulmán.

Luego de una espectacular cacería, las fuerzas de seguridad los mataron 2 días después durante el asalto a un almacén ubicado al noreste de París.

La cacería se complicó porque otro terrorista de nombre Amedy Coulibaly y miembro al parecer de la misma célula yihadista, asaltó el pequeño supermercado judío Hyper Cacher, en el número 23 de la avenida Vincennes, al este de París donde mantuvo cerca de 20 rehenes, en su mayoría judíos.

Los tres terroristas resultaron muy activos ante los medios, a los cuales explicaron que actuaban tanto bajo las instrucciones de Al Qaeda -en Yemen-, como del Estado Islámico.

Amedy Coulibaly, de 32 años fue abatido esa misma noche por los agentes y sus rehenes liberados.

Ambos actos terroristas eran considerados los más graves de los últimos 40 años. Todo eso fue rebasado por los 7 ataques cometidos el viernes pasado.

Sin embargo el terrorismo no es nada nuevo en Europa. Apenas el 20 de diciembre del año pasado un hombre proveniente de Burundi entró en una comisaría cerca de Tours e igual que otros, al grito de “Alá es el más grande”, arremetió a cuchilladas contra una policía. Otro agente le disparó y lo mató ahí mismo.

Antes, en 2012, Mohamed Merah, excombatiente en Afganistán y Paquistán, asesinó a 7 franceses, incluidos tres escolares judíos, en las ciudades de Montauban y Toulouse.

El año pasado, Mehdi Nemmouche, que había estado en Siria, regresó a Francia y mató después a 4 personas en el museo judío de Bruselas.

El regreso de cientos de excombatientes extremistas sin embargo desborda hoy a la Unión Europea cuyos gobernantes no aciertan a responder con determinación ante el llamado del presidente de Francia para ir a una acción común en contra del yihadismo islámico en todos sus frentes, tanto dentro de las naciones del continente con una política más estricta en cuanto a controles en viajes como en el establecimiento de una política de seguridad más firme en cuanto a la actuación de los yihadistas.

Hollande estaría buscando en los siguientes días un encuentro de dirigentes europeos con los ejecutivos más importantes de los llamados gigantes de Internet:  Facebook, Twitter, Google y Microsoft a fin de establecer un control rígido de las cuentas de los terroristas.

No se descarta un encuentro no sólo de ministros de Interior de las diferentes naciones miembro de la Unión Europea, sino de sus ministros de defensa y sus jefes de Inteligencia además de una cumbre de mandatarios.

De entrada los responsables de los aparatos de inteligencia y antiterrorismo estarán evaluando si los controles en los aeropuertos y otros sistemas de transporte, cumplen o no con la necesaria detección de armas y explosivos utilizados ahora mismo por los terroristas.

Esto apenas sería parte de un inicio de esta guerra declarada por Hollande y Francia al yihadismo del Estado Islámico.