Consumen comunidades sonorenses agua contaminada con arsénico desde hace más dos décadas, denuncian ante diputados

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Ciudad de México, México.— A más de dos décadas de que ocho pueblos y 54 comunidades aledañas a la Tribu Yaqui no reciben agua potable, Domitila Molina Amarillas, promotora cultural bilingüe y representante de la tribu Yaqui, pidió a las y los diputados voltear a ver a los menos escuchados y atender de manera urgente su alerta sanitaria en su comunidad, porque el agua que “consumimos tiene arsénico en mayor nivel de lo normal, por lo que hay que ponerle cloro”.

En su participación en tribuna de la Cámara de Diputados con motivo del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la originaria de la comunidad Pótam, Río Yaqui, Guaymas, Sonora, expresó que la tierra y agua se han convertido en la causa de conflictos históricos, por “la codicia que despertó y sigue motivando la posesión de este territorio. Fuimos despojados de un río de forma permanente, pero seguimos existiendo”.

Relató que el Programa de Rehabilitación de los Sistemas de Agua Potable de las Comunidades Yaquis se concretó el 10 de enero de 1997, en Loma de Bácum, pero “hasta el momento, nos tienen con migajas”.

La representando de la tribu Yaqui, localizada entre los municipios de Guaymas, Empalme, Bácum, San Ignacio Río Muerto y Cajeme, dijo que el principal elemento de sustento económico en su pueblo originario es el trabajo de la tierra. El derecho que se tiene sobre el agua, así como la tenencia de la tierra se remontan a los tiempos de nuestros antepasados, asentados en las riberas del río Yaqui.

Domitila Molina expresó: “Cómo es posible que cruce un acueducto desde la presa Oviachi hasta Guaymas directo a una zona turística y nosotros, que ancestralmente somos dueños de la mitad de las aguas de la presa la Angostura, no gocemos de ese servicio, cuando, en primera instancia, ésa fue la propuesta. Sí, empezaron bien, pero sólo en dos comunidades: Estación Oroz y Estación Vícam, en las cuales sólo tres barrios o colonias cuentan con el suministro”.

El agua que se consume, añadió, tiene arsénico. Por ello, se necesita líquido limpio para una buena ingesta y el equilibrio del organismo “Y ¿de dónde la sacamos?, nos preguntamos. Alguien me comentaba: Cualquiera puede comprar un garrafón con agua purificada. ¡No, señores, no cualquiera! A muchas familias no les alcanza para comprar agua embotellada”, denunció.

Añadió: “Los de la ciudad dirán que es muy difícil llevar el agua hasta esos lugares, no hay condiciones ni medios, pero nosotros vivimos ahí y consideramos el agua una riqueza, pues nos da vida. Necesitamos que consideren nuestra situación y se tomen las medidas para que las futuras generaciones no continúen sufriendo. Invito a las personas de la ciudad a que reconsideren su uso y el desperdicio de tan vital líquido”.