Martí vs Monreal: recuento, reflexiones y conclusiones

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Javier Ramírez Vorágine
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Tras la puerta del poder

Roberto Vizcaíno

Marrullero hasta el tuétano desde sus batallas porriles universitarias, Martí Batres logró finalmente su cometido: imponer la percepción mediática de que Ricardo Monreal operó en contra de su reelección en la presidencia del Senado.

Logró así convencer a los medios de que el zacatecano era su principal contendiente político.

Esta estrategia la inició desde casi el arranque de la actual legislatura, cuando Batres le peleó a Monreal la coordinación del grupo parlamentario de Morena, al grado de que Andrés Manuel López Obrador les pidió a los senadores de su partido optar por Monreal.

Justo lo que AMLO no quería, para evitar ser calificado como “lo mismo que antes”.

Desde hará unos tres meses, cuando todos concluían el período de febrero-abril y con iniciativas presidenciales pendientes, Batres comenzó a operar su reelección y a colocar a Monreal como su enemigo político.

Con posiciones muy distintas, experiencias e historias nada comparables Batres tomó a el zacatecano como su contendiente.

Batres aspira a ser Jefe de Gobierno de la CDMX, con un historial de medio pelo: sus máximas posiciones han sido ser titular de la secretaría de Desarrollo Social del DF, primer presidente nacional de Morena, dos veces diputado federal y presidente del Senado.

Monreal, doctor en Derecho Constitucional, aspira a ser presidente de la República en 2024, ha sido gobernador de Zacatecas, delegado de la Cuauhtémoc, 3 veces diputado federal y 3 veces senador y actualmente es presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador de su grupo.

En este contexto de experiencias e historias personales, con aspiraciones distintas pero con posibilidades reales muy diferentes de cumplir sus sueños– a Batres difícilmente le va a alcanzare su perfil para ser el sucesor de Claudia Sheinbaum, mientras que Monreal tiene grandes posibilidades de consolidarse como una de 3 opciones para suceder a López Obrador-, a Martí le espera ahora una travesía muy árida en el Senado.

Pasadas las primeras 72 horas luego de la elección interna que canceló su pretensión reeleccionista Martí Batres insiste en su guerra contra Monreal, aunque ya sin el gas de hace apenas unos días.

Sus embates al acusar al zacatecano de haber operado una campaña de amenazas, presiones y “cañonazos” le ganó una fuerte animadversión y encono de sus propios compañeros de bancada, a quienes acusó con ello directamente de haber sido “comprados” para votar e su contra.

El otro punto es que quienes optaron por la senadora tabasqueña Mónica Fernández Balboa, un total de 33 senadores, lo ven ahora como como un ambicioso sin escrúpulos ni sentido de solidaridad.

Apestado ahora por la mayoría de senadores de Morena, Batres busca apoyos externos de su cámara.

Pretende cobijarse al amparo de la presidenta saliente de Morena, de la biliosa de Yeidckol Polevnsky y su grupo y acude sin rubor alguno al uso de argucias como la de subir en redes sociales una foto al lado de Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados de bajo el encabezado de “juntos contra el golpismo”.

La obvia y grosera intención fue la de crear la percepción de que Muñoz Ledo considera que en la elección interna de los senadores de Morena, fue una acción golpista contra Martí.

Copresidente de la Comisión Permanente, Muñoz Ledo acudió ayer al Senado donde pidió a Batres y a Monreal establecer un diálogo para acabar con sus diferencias.

E intentó no involucrarse más:

“… discúlpenme de no opinar en un sentido político, porque pues es otra cámara que la nuestra, tiene otra dinámica. Sabemos que ha habido diferencias, nos gustaría que se limaran las asperezas.

“Yo lo que recomendaría es diálogo, diálogo, entendimiento y proyectos comunes, la víscera no le puede ganar a la razón, menos cuando estamos en la Cuarta Transformación. Estamos en la Cuarta Transformación, no en la cuarta tranquiza”.

En cuanto a la foto subida a redes por Batres, Muñoz Ledo se disculpó diciendo que él no la había colocado ahí. Y reveló que es compadre de Martí porque le bautizó a unos gemelos.

Pero hasta ahí.

Total, que en la fuga del conflicto, Batres pretende tirar golpes que como un boumerang se le revierten.

Ya López Obrador lo cuestionó y calificó de “trepador” de “ambicioso que busca el poder por el poder” y de “arribista”.

Porque todo lo que dijo AMLO sobre el asunto del Senado fue para Batres, ya que vertió claramente su descalificación contra quienes buscan posiciones y cargos alejándose de los principios e ideales, solo por ambiciones personales.

El caso es que en lo del Senado, el único que buscaba reelegirse, es decir mantener posiciones, era Batres.

Monreal no anda buscando cargos ni ser ratificado en nada, él ya es coordinador del grupo de Morena y Presidente de la Junta de Coordinación Política.

Así de claro.

AMLO habló de: “… creo, no sólo para lo ocurrido entre Batres y Monreal, sino para otros, aplica parejo”.

Creo que si interpreto que López Obrador aprovechó lo de la pataleta de Batres para enviar el mensaje a otros, quienes como Yeidckol Polevnsky y Dolores Padierna también buscan reelegirse, no me equivoco que su descalificación fue para todos ellos, no para el zacatecano.

LE GANAN A YEIDCKOL

Y en este contexto esta también lo ocurrido antenoche en el Consejo extraordinario de Morena, donde los dirigentes internos lograron modificar la convocatoria a elecciones de dirigentes nacionales de Morena para incluir a la amplia base del Padrón del partido en ese proceso.

Y decidieron también modificar la fecha de la elección. Ya no será el 20 de noviembre, sino el 23 y 24 de noviembre para que así pueda asistir el presidente Andrés Manuel López Obrador al Congreso Nacional.

En un encuentro que culminó casi a la media noche del martes, el Consejo Nacional de Morena aprobó la convocatoria para su III Congreso Nacional en el que se renovará la presidencia nacional de esta fuerza política fundada en 2014.

Lo aprobado por los consejeros modifica la fecha del Congreso y que la votación se abra a los miembros del padrón de 3.1 millones de militantes. Polevnsky exigía que se Padrón quedara fuera del proceso.

Al finalizar la reunión de casi seis horas se acordó que en la renovación de la dirigencia podrán participar todos los afiliados hasta noviembre de 2017, es decir, los 3.1 millones de militantes. Sin embargo, se acordó que se realizará un auditoría a ese listado.