Entre el periodismo y la literatura, prefirió el periodismo

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Análisis a Fondo

El Escándalo del Siglo

García Márquez no cambiaba la tinta por el premio Nobel

Por Francisco Gómez Maza

Tenía que ser Gabriel García Márquez El Escándalo del Siglo, el periodismo que fotografía, que graba, que registra lo que se dice y lo que ocurre en la Realidad, esa realidad que los robots de las networks están ocultando ya desde hace algún tiempo, rebosantes de mentiras, de lo que los anglosajones han dado en llamar fake news, noticias mentira que son ideadas y elaboradas para sobajar al enemigo, como en una guerra sucia librada por una dictadura en contra de sus verdaderos opositores.

Y tenía que ser en el New York Times, un periódico que casi olvida el periodismo como ciencia y como técnica de informar la verdad, el medio propagandístico del capitalismo y de la derecha de Nueva York, el que trajera a la atención de miles de lectores esa magistral compilación de trabajos periodísticos del, más que literato, más que premio Nobel, gran reportero que fue Gabo en las páginas entintadas del verdadero Excélsior o del Espectador.

Tiene toda la razón Dwight Garner , el autor del texto que este martes 7 nos entregó en el diario neoyorquino, cuando escribe que Gabo para sus amigos vivió para el periodismo. Escribió para periódicos y revistas toda su vida y fue fundador de seis publicaciones. Y alguna vez dijo, contra la sabiduría de la época: “No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad ni por el Premio Nobel, sino por los periódicos”.

Da gusto leer que García Márquez (1927-2014) inhalaba tinta fresca tal como lo hizo el crítico periodístico A. J. Liebling, como si se tratara del humo de un puro. Llamaba al periodismo “el mejor oficio del mundo” y “una necesidad biológica para la humanidad”. Entendía que los periódicos y las revistas no sólo proveen datos, sino que contribuyen, mediante crónicas de todo tipo, a la alegría de una sociedad. Cómo recordé la manufactura del Es! Diario Popular, que contribuía a confeccionar en un pueblo del sureste mexicano, con el propio dueño y cómo regresaba a casa con el aroma de la tinta y con las manos manchadas de negro, después de haber terminado de encuadrar en una rama la realidad de la víspera.

El escándalo del siglo, nueva colección del periodismo de García Márquez, demuestra qué tan en serio se tomaba el colombiano el reportaje y lo que ahora se llama, en ocasiones, periodismo de largo aliento. El libro contiene artículos complejos que involucran al lector sobre, por ejemplo, la muerte de una joven que parecía llevar una doble vida; sobre la toma del Palacio Nacional nicaragüense en 1978 por el Frente Sandinista de Liberación Nacional; sobre los esfuerzos internacionales para salvar a un joven que necesitaba un suero contra la rabia muy difícil de encontrar, mismo que se le hizo llegar a toda prisa en menos de doce horas.

Se trata de artículos que, por su seguridad y gracia, recuerdan a los lectores su libro Relato de un náufrago, basado en una serie de reportajes novelados, que el periodista escribió para el diario El Espectador en 1955, en los que adoptó la voz de Luis Alejandro Velasco Sánchez, un tripulante que cayó de un buque militar y estuvo a la deriva durante diez días.

La mayor parte de su periodismo —al igual que la mayoría de su ficción— se centra en su natal Colombia. Sin embargo, muchas de las mejores piezas de El escándalo del siglo son ensayos, meditaciones modestas e ingeniosas sobre temas como los barberos y los viajes aéreos, la traducción de la literatura y la cinematografía.

Uno advierte que, de habérsele permitido comenzar una última revista desde la ultratumba, García Márquez editaría una versión de una de esas publicaciones casuales, como The Spectator, The New Statesman o The Oldie, que los británicos solían hacer mejor que el resto del mundo; es decir, revistas compuestas en su totalidad de crónicas, el contenido combinado de lo que fuera que poblara la mente de sus columnistas.

El escándalo del siglo, que incluye cincuenta artículos publicados entre 1950 y 1984, es uno de los dos nuevos libros sobre la vida y obra de García Márquez. El otro es Soledad y compañía, un encantador y tumultuoso, aunque breve, relato de viva voz sobre la vida del escritor, editado por la periodista colombiana Silvana Paternostro y traducido al inglés por Edith Grossman.

Soledad y compañía no se propone sustituir la respetada biografía de García Márquez del año 2009, escrita por Gerald Martin. Se trata de un libro que reúne a sus viejos amigos, como si estuvieran sentados a la mesa, y los deja hablar. Pocos pueden creer lo importante que Gabo, su viejo amigo de juergas, acabó siendo ni cómo se alejó flotando de ellos en un halo de éxito. Todavía no están muy dispuestos a rendirle honores.