El comercio no sabe de advertencias

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Análisis a Fondo

A pesar de Trump, la droga seguirá corriendo

La demanda de fantasías es de las más fuertes

Por Francisco Gómez Maza

Un año le dio de plazo el multimillonario metido a presidente, Donald Trump, con su odio mezquino, a Andrés Manuel, éste con su ingenuote amor y paz, para que resuelta todo en relación con la migración masiva de centroamericanos a Estados Unidos y la exportación de drogas ilícitas, como la marihuana y las cocaínas, así como toda suerte de compuestos químicos que enervan el alma y distorsionan la realidad y la imaginación. Sigue actuando el hijo de inmigrantes enemigo de inmigrantes como el big brother a quien hay que rendirse. En que pide cuentas al residente de El Patio Trasero. Y éste no abre la boca para defender la dignidad de los mexicanos y de todos los prietos que necesitan fugarse de esta pesadilla que es Mesoamérica e irse a otra peor pesadilla que son los trabajos en las ciudades estadounidenses.

Las migraciones centroamericanas, en este caso, son obligadas. Los prietitos de Guatemala, El Salvador, Honduras, Chamula, Oaxaca, Hidalgo, Michoacán, Zacatecas, entre otros orígenes, huyen de la violencia propiciada por los propios Estados Unidos, con su venta de armas a las empresas criminales y sus operaciones encubiertas, y el hambre que produce la falta de empleo y de dinerito. No van a los campos de algodón o a los fregaderos de las cocinas de mala muerte de las ciudades estadounidenses porque les guste. Van por puritita necesidad. Y lo curioso es que los llamados empleadores de Estados Unidos necesitan a los prietos porque los güeros se niegan a trabajar en empleos “indignos” para ellos. Hasta la gente de color desprecia los empleos que les dan de comer a los mexicanos. No los desplazan los mexicanos o centroamericanos. Ellos se desplazan porque no les gusta lavar platos, ni barrer, ni menos ir a los campos a las cosechas que requieren muchas manos y no se puede recolectar con la tecnología de las grandes máquinas cosechadoras de maíz o de arroz, por ejemplo.

Pero Trump no entiende. Es medio retrasadito de reflejos mentales. No quiere a los migrantes no porque vayan a desplazar a los güeros de sus empleos, que hay suficientes para quienes quieren trabajar, que los hay – y son millones de todas las edades – quienes se la pasan de vagos con el carrujo de marihuana en los labios, o con la jeringa inyectándose otras sustancias, o aspirando el contenido de los sobresitos de polvo blanco. Trump no quiere a los latinos porque son prietos. Pero primero tiene que obligar a sus güeros analfabetas a ir a los campos de algodón a realizar el trabajo que de muy buena gana realizan los mexicanos y centroamericanos y apoyar a los gobiernos del río para abajo a fin de que creen fuentes de trabajo que remuneren con justicia a los trabajadores para que estos no tengan la tentación de ir a venderse con un güero explotador de mano de obra que les paga una miseria a cambio de su enorme fuerza de trabajo. Estamos esperando que el gobierno de López Obrador empiece a cumplir en concreto sus promesas de crear empleos en México y Centroamérica, pero muy bien remunerados, para detener a quienes sienten la tentación de irse al otro lado. Ah, y también procurar seguridad pública que está confiado en que la logrará a través de la llamada Guardia Nacional que es la misma gata revolcada, como cuando se formó la policía federal que fue integrada por puros soldados, que dejaron el uniforme verde olivo y se pusieron el azul. Pero la gente no confía mucho en que con la guardia nacional se vayan a huir las cucarachas de la delincuencia organizada para producir, beneficiar y exportar drogas, que por cierto Trump no tiene por qué darle plazos al gobierno de México porque el comercio ilícito de estos estupefacientes responde a unas diabólicas leyes de la oferta y la demanda. Y la demanda de drogas en Estados Unidos es muy alta. Hay mucho drogadicto. Cientos de miles. Y por los mexicanos y colombianos tienen la oportunidad de exportar la droga a como dé lugar porque tienen grandes padrinos compradores del otro lado del río, que a esos no los persigue el departamento de justicia ni la DEA. Quién sabe por qué.

En fin, que Trump tiene puros sueños guájiros. Se va a acabar primero su periodo de presidente y si lo eligen para otro, se acabará el segundo, pero las migraciones de mexicanos, centroamericanos, árabes, africanos, cubanos etc continuará por los siglos de los siglos. Y mientras haya demanda de drogas ilícitas en el mercado estadounidense, la entrada de cargamentos de marihuana y cocaína y otras drogas continuará por las fronteras con México y por mar. Así están y estarán los mercados. Este asunto del comercio de migrantes y de drogas es como una bolsa de valores o como un mercado de abasto de alimentos, o como la bolsa de hamburguesas. Podrá pudrirse en la cárcel El Chapo, pero vendrán otros más listos que él a continua con el negocio.