¿Cuándo se llevará ante la justicia a los salinistas y peñistas?

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ÍNDICE POLÍTICO

Por FRANCISCO RODRÍGUEZ

Será de la máxima importancia para el futuro de nuestro continente y aún del planeta la oportunidad y rapidez con las que se ejecuten las transiciones de abandono del capitalismo salvaje –“neoliberal”, le llaman los derrotados en las urnas– y la intensidad de las rupturas con las clases hegemónicas que nos tienen en un susidio con los intereses de la Casa Blanca, el Pentágono y la CIA.

No debemos olvidar que en la historia de la humanidad, el internacionalismo es un proceso de solidaridad y de intercambio de experiencias. Si no se piensa en términos geoestratégicos es imposible pensar en gobernabilidades en el futuro inmediato.

El genocidio económico ha condenado a la miseria al noventa y nueve por ciento de la población latinoamericana. Ha demolido la movilidad de las clases intermedias, exasperado a las bases trabajadoras e impulsado avalanchas de migración externa y desplazamientos internos. Produjo un giro electoral hacia el rumbo progresista en México.

Simultáneamente, ha generado las tendencias contrarias entre los grupos afectados: intentos de desestabilizar al nuevo régimen, conspiraciones y movilizaciones radioeléctricas que dan grima, amenazas de represión y terrorismo paramilitar que se estrellan una y otra vez contra la voluntad mayoritaria.

Lo que está en juego es impedir la privatización de la naturaleza

Cuarenta años de capitalismo salvaje y política económica entreguista y anexionista hacia los Estados Unidos han debilitado la base industrial y nuestras pequeñas y medianas explotaciones agrarias, así como las oportunidades de empleo y bienestar. Han sido cuatro décadas, pero para las nuevas generaciones ésas han representado la totalidad de sus vidas.

Lo que está en juego en América Latina y México no es sólo el respeto a la jornada electoral. No nos engañemos. Lo que está en juego es la soberanía nacional y el control de los recursos naturales, petróleo, gas, aguas, bosques, biodiversidad, salarios, educación, escuelas…

… hospitales, transporte, pensiones, bancos, industrias y los ahorros de los trabajadores. Lo que está en juego es impedir la privatización de la naturaleza, la mercantilización de la vida y detener a toda costa el pillaje establecido por la globalización neoliberal, la impagable factura del despotismo.

Presumieron manos limpias y demostraron conciencia sucia.

Se han cansado de desprestigiar las palabras, de amenazar con peligros inexistentes a diestra y siniestra, de espantar con el petate del muerto a quiénes, desde su miseria e indefensión, simplemente los repudian. Invirtieron dinero propio y ajeno, financiamiento externo a raudales…

… confiaron demasiado en sus aliados de la caja idiota y acabaron idiotizándose ellos mismos, exhibieron sus flaquezas, su impericia, su impudicia. Creyeron seguir burlándose de la bonhomía del pueblo, que nunca olvida. Quisieron saquear a la Nación sin dejar huellas.

Presumieron manos limpias y demostraron conciencia sucia. Tremolaron la doble moral y la hipocresía como insignia imbatible. Confiaron en que la simulación era mejor bandera que la moral a secas. Mostraron al mundo una falsa filantropía que, creyeron, podía embadurnarlos de bendiciones imperiales y populares.

Quisieron convencernos de que éramos un hato de desmemoriados y hasta imbéciles, manipulables fácilmente por imágenes insulsas y mensajes políticos anodinos. Insistieron en transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas, y ahora se resisten y se niegan a limpiar los establos de Augías.

Creyeron inventar la democracia y ahora la denuestan. No quieren ir al fondo, esclarecer las dudas, limpiar las filtraciones, convencer con argumentos honestos que no sean los del golpismo de huarache. Las cúpulas no pueden convalidar lo que ellas mismas ensuciaron.

George Bush salvó a Carlos Salinas con su infeliz Espíritu de Houston

Y hoy, los que perdieron siempre, están por primera vez de acuerdo en cuando menos cuatro objetivos comunes y generales: liberarnos de la basura, celebrar la vida en libertad, honrar a los muertos y limpiar la casa. Los golpistas están viviendo su propio duelo. Saben que la justicia caerá sobre sus huesos, y ya no tienen quién los apoye.

Se les murió George Bush, el proverbial director de la CIA, el jefe del Pentágono, el inventor del Espíritu de Houston, en el peor momento, sólo para lavarle la cara al usurpador Carlos Salinas de Gortari y hacerse de nuestros recursos naturales, de nuestra mano de obra esclavizada. Era la única tabla de salvación que tenían. El que queda, el arrinconado gabacho anaranjado es, para colmo, nacionalista, populista de derecha.

Trump no puede meter las manos en esta caja de Pandora. Está muy ocupado en su propia reelección, en alimentar las hordas de la basura blanca de su base electoral, en levantar el inservible muro fronterizo que sólo funcionará para su campaña. En expectorar frases de odio‎ y de ambición irrefrenable.

No es hora de tecnócratas travestidos de políticos. Fueron desastrosos

Para donde volteen los próceres del salvajismo capitalista mexicano no encuentran rostro compungido con su suerte. El mundo gira y ya se los llevó entre las piernas. No es hora de tecnócratas travestidos de políticos que dejaron el traspatio para el desastre tan anunciado, tan querido, tan ensalzado por los traidores a la patria.

El mundo europeo y asiático vive el reposicionamiento de sus objetivos ante un imperialismo estadounidense decadente, herido de muerte. La derecha brasileña se aferra a una tabla de salvación imposible en medio de un océano de reivindicaciones populares de todo género y estampa.

La estratosférica deuda exterior gringa se deposita en las manos y en las arcas de sus enemigos proverbiales de la Guerra Fría. No tiene solución, menos entre las guerritas comerciales de la reelección trumpiana.‎ La solución china es su verdugo. Europa se encuentra en las definiciones de su futuro inmediato, donde para nada cuentan los estrategas chichimecas que nos sumieron en la miseria.

Ahora, los del capitalismo salvaje no tienen pa’ dónde hacerse

Al interior de nuestro país los capitalistas salvajes del salinismo – atracomulquismo panista y priísta sólo tienen serias acusaciones de corrupción como artífices del desastre y la quiebra petrolera, como ejecutores de la desolación moral del país.

Sólo les quedan partiditos reducidos al borde de la extinción, loros radiofónicos, televisivos y de la letra infame, incondicionales de sus traiciones, empresarios favorecidos por las prebendas mal habidas, equivocados y turulatos que andan como pollos sin cabeza. No hay otros.

Todos los demás estamos empeñados en las luchas cotidianas por la dignidad y la libertad económica, social y política. Para dónde volteen los del capitalismo salvaje no tienen ni pa’ dónde hacerse.‎ Su mundo se les puso de cabeza.

Lo único que tienen es lo robado. Y también eso está en peligro. La justicia a secas es su verdugo.

Pero… ¿cómo para cuándo?

Ya es hora.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Escribe María Eugenia Cortés Balandrán: “Buenas tardes señor Rodríguez, soy una persona que no sabe mucho de política, pero que sabe de la enorme corrupción, abusos y violencia que ha carcomido a nuestro país por tantos años, por eso me gustan sus artículos, son sencillos, entendibles para gente como yo, pero siempre encierran grandes verdades bien documentadas. En esta ocasión habla de estos valientes activistas, como el Dr. Mireles, la señora Nestora y el Sr. Mario Rubicel, en especial, como michoacana, quiero agradecer que ponga en alto el nombre del Dr. Mireles, aunque no tengo el gusto de conocerlo, se por lo que ha pasado, a lo que se ha enfrentado por su causa y también agradecer que mencione sobre las matanzas, yo le menciono la matanza de Apatzingán; mi familia estuvo sin querer en el fuego cruzado y desde ese día nos dijeron como los federales disparaban a civiles y a gente que se rendía. También tenemos conocimiento que ese esbirro de Peña Nieto, Alfredo Castillo fue un hipócrita y solo se fue a enriquecer de los grupos armados, pero creo que ya me extendí demasiado en algo en lo que usted sabe más. Yo solo quiero, como muchos mexicanos, ver caer cabezas, no por deseo de venganza, que eso es mezquino, sino por justicia divina o social, como le quiere llamar, pero yo no sé qué espera nuestro presidente, por el cual voté, para hacerlo, quiero pensar que no quiere dar pasos en falso para no tenerlos que dejar libres, pero luego me asalta la duda si hay algo más fuerte que lo detiene o su famosa frase de amnistía, que ante esos monstruos, no vale o para tal vez no quiere desgastarse enfrentando a esos malditos. Sin más, mi admiración porque usted no le tiene miedo a represalias y expresa la realidad a través de su pluma y en ocasiones me hace sonreír la forma burlona o chusca cuando se refiere a esos grandes depredadores del país.”

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