Ayudemos al presidente

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Zona Sísmica

*No tengo derecho a fallar: AMLO

*Un cambio de régimen político

Por Marco Polo Aguilar

“En el ánimo de la mayoría de los mexicanos está el de tener un país que nos brinde cada día mejores condiciones de vida. Esa gran mayoría hemos apostado para que se convierta en el presidente de la República y sea el orquestador para conseguir lo que tantos ciudadanos anhelamos: un desarrollo que permita generar empleos, reparto justo y equitativo de los recursos, sobre todo, disminuir la pobreza que lacera a tanta gente”.

Así inicie la carta que el 5 de enero del 2004 -hace quince años justamente- envíe al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

En ese entonces, Andrés Manuel López Obrador ya tenía un prometedor destino para llegar a gobernar este país. El pasado 1 de julio del 2018, los mexicanos así lo decidimos y obtuvo más de 30 millones de votos, para obtener un triunfo aplastante.

El 17 de abril de 1996 había tenido el primer contacto con el ahora presidente López Obrador. Bajó solitario de un autobús que venía de Puebla y se dirigió hacía el carro de alquiler que manejaba y que utilizo como recurso en tiempos de “vacas flacas”. Me pidió lo llevara a un hotel que se encuentra en la avenida Cuauhtémoc y me preguntó: “lo conoce”, “claro que sí”, respondí, con ese conocimiento que tenemos los reporteros de los destinos en toda la megalópolis; “súbase”, le dije y de inmediato estiró sus pies a lo largo del interior del mini taxi.

Despojado de ese caparazón que acompaña siempre a los hombres públicos y que disfraza su soberbia, me contó que venía de un acto en esa ciudad poblana, con miras a su designación como candidato a presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, que disputaba a Heberto Castillo y a Amalia García.

Durante el trayecto, platicamos sobre las condiciones de la Ciudad de México y sobre todo de su preocupación por los problemas de sus habitantes, sin saber que unos cuantos años después, sería él quien tendría que resolverlos como Jefe de Gobierno. El encuentro casual y el trato, me hizo percibir la sencillez de Andrés Manuel.

Cuando descendió del taxi me preguntó: “usted sabe quién soy”, “claro, usted es el licenciado Andrés Manuel López Obrador”, le respondí. “Lo espero en mi presentación como candidato del PRD en el Teatro de la Ciudad” y se fue rumbo al hotel.

Luego recibí la invitación a trabajar con el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, como delegado de prensa en la Representación del Estado de Guerrero, aquí en la CDMX y ya no acudí a la invitación de López Obrador.

Tiempo después, en la Delegación Iztapalapa, gobernada entonces por René Arce Islas, López Obrador fue a inaugurar una cancha de beisbol a la ciudad deportiva Francisco I. Madero. Era jefe de información en la entonces delegación y tuve el honor de acompañarlo hasta el centro de la cancha.

Posteriormente, en el año 2003, allá por la avenida Cuauhtémoc y la calle de Puebla, al dirigirme a un brindis para despedir el año con Rubén “Puas” Olivares, el fallecido Ultiminio Ramos y “El Pifas” Leyva, entre otros personajes, a quienes conozco desde mis inicios como cronista deportivo, me tope a Andrés Manuel López Obrador, a Alejandro Encinas y al desaparecido César Buenrostro, en una taquería que había en la esquina que forman esas calles. Ahí, después de una repartición de afectuosos abrazos, se acordó establecer un domicilio social para los boxeadores.

Aunque nunca había hecho públicos estos encuentros, se los revelo porque precisamente para recibir el año 2019, en el seno familiar, fue el tema que predominó al desearnos un feliz año: que le vaya bien a México, pero para ello, le tiene que ir bien al presidente.

Mi sobrina Marisol Pelcastre, de profesión maestra, fue quien abrió la charla porque estaba emocionada de haber compartido un vuelo de Huatulco a la CDMX con el presidente Andrés Manuel López Obrador, de quien, asegura, en todo momento mostro su bonhomía con la tripulación y los pasajeros del avión.

Cierto que el actuar y las decisiones políticas podrán confundir a la gente del rumbo que está tomando el país, pero no se puede negar que López Obrador se ha convertido en un líder con una visión recta, mesurada y cálida de las cosas de Estado, factores estos difíciles de encontrar en gobernantes que mandan en países como el nuestro.

Incluso, el tiempo que duró la pasada campaña presidencial, se escucharon voces distintas. Cada quien habló de la feria como le iba en los caballitos, pero la mayoría coincidía en la rectitud de López Obrador, que al igual que José Antonio Mead por el PRI, no tenían cola que pisarles, o al menos nada se le ha comprobado.

Sin embargo, durante el tiempo que duró esa campaña, por defender a uno o a otro candidato, surgieron enemistades, hasta familiares y más entre los colegas reporteros que se sentían militantes de uno o de otro partido político. Después de la tormenta volvió la calma, ahora todos son “morenistas” o aparentan serlo y eso es positivo para ayudar al presidente.

El presidente López Obrador ha desarticulado intereses mezquinos ya que la riqueza en nuestro país no está bien repartida y mientras hay gente enriquecida enormemente, también hay mucha pobreza. Todo parece indicar que al presentar su declaración 3 de 3, el presidente no tiene interés de enriquecerse, tanto así que vive en el mismo lugar, cuenta con las mismas propiedades de hace tiempo y su conducta es honorable, ya que de otra manera hubiera inflado la declaración.

Por las “benditas redes sociales” circula una reflexión de que existe la creencia general de que Carlos Salinas de Gortari no servía, tampoco Ernesto Zedillo, ni Vicente Fox o Felipe Calderón por el PAN, mucho menos Enrique Peña Nieto y por supuesto ahora Andrés Manuel López Obrador, lo que “estoy empezando a sospechar que el problema no esta en ellos, sino en nosotros”.

¡¡¡Ayudemos al presidente!!!, denunciemos la corrupción; tenemos que hacer un esfuerzo como ciudadanos de denunciar lo que está mal. Ya lo dijo AMLO en su toma de protesta: “Hoy no solo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político. Se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México. No tengo derecho a fallar”.

Movimientos telúricos…El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores señaló que el tema del presupuesto 2019 para el estado “esta en manos del Congreso”, por lo que dio instrucciones precisas a los integrantes de su gabinete de no hacer comentario alguno sobre el tema para no entorpecer el presupuesto… “los diputados y diputadas de las diversas fracciones tendrán que atender este asunto en la ruta que ellos consideren conveniente, el gobernador del estado expresa que nosotros no tenemos ninguna complicación ni ninguna confrontación con el congreso”, aseguró el gobernador guerrerense, quien reiteró que el tema está en manos del Congreso y las facultades de los diputados están precisas en la ley y la Constitución, por lo que por el momento seguirá manejándose con el presupuesto 2018…[email protected]