Meade es el bueno…

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Análisis a Fondo

El Tlatoani lo quiere en la Silla a como dé lugar

Todos, racionales e irracionales, contra El Peje

Por Francisco Gómez Maza

Qué importa que Andrés Manuel lleve una abrumadora ventaja sobre el resto de los candidatos a la presidencia. El de Villa de Tepetitlán, Macuspana, es un peligro para la estabilidad de las finanzas de Peña Nieto y de sus amigos, así como para los ingresos ilegítimos de los expresidentes, particularmente los de Vicente Fox, y para los negocios sucios en la construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México. No va, entonces el tabasqueño. Párenlo, les pide Meade a los de Antorcha Campesina. (Párenlos. Cómo, de qué manera, con qué medios)

Peña está decidido a que quien se siente en la silla sea Meade. Faltaba más. Es el elegido del tlatoani y debe cumplir con su sagrada misión de cuidarle las espaldas al hasta ahora presidente porque, si gana López Obrador, quién sabe qué desgracias le esperan al mexiquense y a su banda. No importa que Meade vaya en el último lugar en la carrera, casi alcanzado por la señora Calderón, primera dama del señor Calderón, pero que ha subido de uno a dos dígitos en las preferencias electorales.

Peña le está echando todos los kilos de dinero contante y sonante del Erario a la campaña de su candidato panista, a pesar del malestar de muchos priistas que habrían querido ver a un verdadero priista enarbolando la bandera tricolor como candidato presidencial. De ahí la guerra sucia que el mil usos esté llevando al cabo en contra de Ricardo Anaya, por un lado, y de López Obrador, aunque como le dijo este, palabras más palabras menos: Ternurita, ternurita, apúrate porque te va a chingar Margarita, luego de que el priista acusó a López Obrador de ser el sancamilote de los profesores oaxaqueños que le armaron un molote ahora que estuvo en la tierra de mi antepasada Margarita Maza de Juárez.

No pueden ver, ni en pintura, a Andrés Manuel. A mí me dan risa los que defienden o atacan al tabasqueño. Parecen muchachitos de primaria. A ver quién escupe primero. Pero sus racionales e irracionales enemigos andan más perdidos que una cabra montaraz porque no saben todo lo que están haciendo desde Los Pinos para pararlo en seco a 74 días de la jornada electoral del domingo primero de julio venidero. Por ejemplo, pululan los carteristas en los mítines de Morena para robar cuanta credencial de elector puedan, tanto que la seguridad del tabasqueño ya alertó a los simpatizantes del tabasqueño que cuiden su credencia como oro molido. Esa es una. Pero conforme vayan acercándose la elección van a salir miles de millones de pesos del Erario, o de OHL, o de Odebrecht, o de la Sedesol, para repartirlos a manos llenas a favor de Meade, como lo hicieron en el estado de México para despojar del triunfo a la morenista Delfina Gómez Álvarez, porque Peña estaba comprometido con imponer ad ovum a Alfredo del Mazo Maza. (Por cierto, ya quedó legalizado el famoso “salario rosa”, prometido por el ahora gobernador a las mujeres que votaran por él)

Meade se está confiando. No se da cuenta de que los tiempos cambiaron. De que los ingenieros electorales del PRI están enojados con Peña y con él porque no es priista, aunque quiera parecerlo. La mona, aunque se vista de seda mona se queda.

Y Andrés Manuel, a despecho de sus enemigos racionales e irracionales (los racionales tienen miedo de que reviva el modelo echeverrista de desarrollo.) Pero los que ahora cuestionan las políticas de Echeverría y satanizan a López Obrador son exactamente los intelectuales orgánicos que vivieron a la sombra y pagados por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. El los creó. Él los arropó. De su mano se alimentaron. Y puedo dar nombres, aunque no tiene ningún caso ponerlos en vergüenza. Allá ellos y su asquerosa conciencia. Además, son de muchos conocidos y losmillennials poco a poco los van conociendo.

Así están las cosas por el momento, mi querido Alex. Te aclaro que este texto intenté hacerlo una carta para ti, que están tan lejos de tu terruño. Para que veas cómo se las gastan los mexicas, cuando van a un nuevo ciclo lunar de cada seis años. Todo el mundo se alborota: los Baby Boomers, los Generación X, los Millennials y los Centennials