Se la puso de pechito

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Peña
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Ayer, al adelantarse y firmar la construcción del muro en la frontera mexico-americana, a 7 días de su encuentro con Peña Nieto en la Casa Blanca, Trump provocó una reacción masiva de unidad y apoyo de amigos y enemigos del mexiquense quienes le pidieron, suplicaron, exigieron cancelar su viaje a Washington.

Fue sin duda la expresión a su favor más importante obtenida por el Presidente de México desde que ascendió al poder.

Por si eso no fuese suficiente, el apoyo de políticos de todos colores y tamaños, de críticos de todos los niveles, de intelectuales de todas las épocas y corrientes se trasladó al pueblo donde el reclamo de cancelar el encuentro con Trump se convirtió la tarde de ayer en clamor.

Peña Nieto fue ayer el presidente más afianzado en el mundo. En un tris quedaron de lado los reclamos nacionales por el gasolinazo, las recriminaciones de supuesta incapacidad, los conflictos por la inseguridad, etc.

Todo quedó atrás ante la necesidad de ir a combatir a ese enemigo común arrogante, arbitrario, insoportable, burlón llamado Donald Trump.

En esta lógica todos en México preguntaron:

¿Ya para qué ir a Washington, para qué hablar, negociar con Trump si el nuevo presidente norteamericano ya definió su juego a través de decretos: férreo nacionalismo industrial, construcción de muro y deportaciones sin concesiones ni piedad, así como fin al TLC?

Con tantas cosas definidas en una euforia sin límites por Trump, nadie podría pretender que Peña Nieto y Videgaray pudieran obligarlo, convencerlo de modificar algo de lo ya decretado.

Sin duda, tarde o temprano, habrá muro. Habrá deportaciones masivas, especialmente de inmigrantes mexicanos. El TLC en los hechos ya no existe.    

No había caso de ir ya a Washington.

Si hay caso aceptar, cobijarse en la unidad nacional expresada súbitamente.

Apenas Trump firmó sonriente el decreto para iniciar la construcción del muro y triplicar el número de agentes de la temida Border Patrol y ya Cuauhtémoc Cárdenas estaba exigiendo a Peña Nieto cancelar su visita a Washington.

Cárdenas, considerado el ícono más sobresaliente de la izquierda mexicana, le advirtió al mandatario mexicano que el hecho de que Trump haya firmado los decretos del muro y de sus medidas anti-inmigrantes justo el día en que la misión mexicana encabezada por el canciller Luis Videgaray y el titular de Economía, Ildefonso Guajardo llegaban a Washington, sólo puede tomarse como un acto hostil contra México.

Por ello y todo lo que representa lo echado a andar por Trump, dijo, hay que cancelar la visita a Washington.

“Es por demás evidente que no existen las condiciones para que el Presidente de México vaya”, le insistió.

“Me parece que lo menos que podría hacerse en estas condiciones sería no acudir, cancelar la visita a los Estados Unidos y buscar una posición digna para México…

“Parece que éste es el recibimiento que hoy se está haciendo a los enviados del Gobierno mexicano, y que, si está anunciada una visita del titular del Ejecutivo, se le estará recibiendo con un portazo en la nariz”, advirtió Cárdenas.

A su vez Jorge Castañeda, excanciller mexicano, considerado como uno de los críticos más agudos del poder y el más persistente de los opositores al viaje de Peña Nieto a la Casa Blanca, dijo que lo firmado ayer por Trump anula todos los intentos de negociación del gobierno mexicano.

En este contexto insistir en ir a Washington “parece una pésima idea”, subrayó y agregó: “Creo que Peña debe cancelar su visita a Washington”.   

INACEPTABLE

En este contexto, a este reclamo de cancelación del viaje de Peña Nieto a Washington también su sumaron otros muchos políticos y líderes.

Ricardo Anaya, presidente del PAN subrayó que todo lo hecho y señalado por Donald Trump respecto al muro, al pago que se aplicará a los mexicanos, y a las medidas anti-inmigrantes echadas a andar son simple y llanamente un insulto para México y los mexicanos.

La escritora Ángeles Mastreta advirtió que si bien la construcción del muro es un acto que Trump puede asumir, nadie puede pretender que lo aplaudamos.

Su esposo, el escritor, historiador y periodista Héctor Aguilar Camín subrayó que todo lo decretado ayer por el nuevo presidente norteamericano, incluido el muro, forman parte de un acto hostil contra México.

León Krauze escaló el comentario y advirtió que todo eso significa simple y llanamente un acto de guerra contra los indocumentados y México.

Su padre, el escritor Enrique Krauze indicó que los hechos realizados por Trump son un maltrato a su vecino que es México y que el muro será el monumento a la mentira.

A esta cauda de reacciones se sumó la dirigencia del PRD, la cual exigió a Peña Nieto cancelar su viaje a Washington y no prestarse a las agresines de Trump a México.

HASTA LA CNDH

Así los planteamientos, ayer, al presentar su informe de labores de 2016 ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, el doctor Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos consideró que los cambios realizados por el nuevo presidente de los EU a las políticas migratoria y económica de aquel país, requiere de la formación de un frente común.

“Un frente para denunciar y oponerse a toda expresión de discriminación, exclusión, racismo, xenofobia o que atente contra la dignidad de las personas, antes de que la irracionalidad se enquiste y genere imitadores”, subrayó.

González Pérez indicó que los defensores de los derechos humanos, los organismos nacionales y las instancias internacionales deben evidenciar la ilegitimidad de dichas conductas, mediante su condena y la construcción de espacios de defensa.

“No permitir que la indiferencia haga que asumamos, como parte de nuestra normalidad, un discurso que promueve el menoscabo a los derechos de las personas y deje de lado la dignidad humana”, subrayó.

El ombudsman mexicano consideró que “la defensa y protección de los derechos humanos no puede esperar ni estar sujeta a coyunturas, tiempos o intereses políticos o de cualquier naturaleza, así como tampoco regirse por parámetros diversos a la búsqueda de la verdad y la efectiva vigencia y aplicación de la ley”.

Esta defensa es sobre todo necesaria, insistió, porque “actualmente la sociedad percibe un divorcio entre lo que dicen las normas y lo que ocurre en la realidad, y hay desconfianza en las instituciones e incertidumbre sobre la aplicación de la ley ante la impunidad, corrupción, indiferencia e ineficacia administrativa que las personas advierten y padecen de manera cotidiana”.

Hasta anoche sólo había un inexplicable silencio por parte del presidente Enrique Péña Nieto.