Asegura investigador que binomio corrupción—impunidad, alimenta la inseguridad y violencia en país

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VIOLENCIA
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Grandes regiones en el norte como Tamaulipas o Chihuahua, y otras del Golfo de México, como Veracruz, padecen fuertes niveles de violencia y hay zonas completamente determinadas y gobernadas, en la práctica, por el crimen organizado.

Peor aún resulta que, dado el nivel de ingobernabilidad a escala nacional, la inseguridad y la violencia podrían incrementarse, consideró el doctor en sociología con especialidad en población.

Las entidades federativas donde ocurre el mayor número de homicidios son Guerrero, Colima y Sinaloa, los dos primeros empatados en el primer lugar.

Las estadísticas de homicidios vinculados al crimen organizado indican que, durante el primer trimestre de 2016, la entidad que ocupó el primer lugar fue Guerrero, con 436 crímenes; le siguieron Michoacán, con 232 y Sinaloa, con 172. También apareció en la lista Chihuahua, con 164, y Baja California, con 136.

En muertes no relacionadas con la delincuencia organizada, llama la atención la aparición de Morelos (con homicidios dolosos y feminicidios), y de otras entidades que antes no destacaban por sus altos índices de inseguridad, como Colima y Guanajuato, que apenas se comienza a ver como ruta de transporte de droga.

En cuanto a feminicidios, lo ocurrido en los últimos años en el Estado de México –sobre todo en municipios como Toluca y otros conurbados a la Ciudad de México, como Ecatepec– ya superó lo registrado en Ciudad Juárez, Chihuahua, a partir de 1993, expuso el especialista en sociodemografía de la violencia.

En tanto, la capital del país comienza su aparición en el listado de los sitios con mayor número de homicidios, y ocupa los primeros lugares en robo a negocio, casa habitación, a transeúntes, de vehículos de motor y en transporte público, donde incluso han fallecido personas.

Por fortuna, mencionó Jiménez Ornelas, no todas las entidades están en la misma situación. Hay algunas donde la seguridad está respaldada por otras condiciones sociales y económicas, donde las estructuras policiacas tienen otra formación ética y de servicio a la comunidad. Las que menos índices de inseguridad presentan son Yucatán, Tlaxcala y Querétaro; esta última, por ejemplo, destaca por la creación de empleos.

Sin embargo, en tierras yucatecas, así como en Tabasco y Campeche, los suicidios son uno de los hechos sociales que se presentan con mayor crudeza, explicó el investigador.

La situación de inseguridad que afecta a México no se explica sólo con la lucha de los cárteles de la droga por dominar “plazas”, también hay que tomar en cuenta que la economía está en crisis y que la industria nacional no sólo ha ido adelgazándose, sino que ha sido absorbida casi en su totalidad por grandes empresas transnacionales.

Se ha apoyado un modelo económico neoliberal que ha producido un incremento de la pobreza y la desigualdad social, lo cual se vincula directamente con la inseguridad y la delincuencia, opinó el universitario.

Los niveles de violencia han sido planeados estratégicamente por los grupos criminales y “en la medida que generan miedo, te repliegas. Así, hemos cerrado las calles, puesto alarmas, y ni siquiera saludamos a los vecinos. Detrás de esto hay un mecanismo de inmovilización pensado por la delincuencia para dominar, extorsionar y amenazar”.

En la medida que la sociedad no se organiza es más fácil de dominar, “y eso está funcionando no sólo en términos del crimen organizado, sino de estrategia económica desde hace muchos años. Tales son los factores que nos han llevado al tope de la inseguridad”.

Las políticas neoliberales han llevado a que un número menor de gente, 20 o 25 familias, posean más de 40 por ciento de la riqueza nacional, a que tengamos grandes representantes de los multimillonarios del mundo y, al mismo tiempo, a que más del 50 por ciento de la población esté en pobreza y más del 20 por ciento en pobreza extrema.

“Ésa es la situación. Más allá de la violencia está lo social, los nuevos empleos que sí se generan, pero 70 por ciento de ellos, con sueldos de uno a tres salarios mínimos”.

Por ello, se necesita una trasformación radical de las políticas económicas y de seguridad social que se han seguido en el país, pues mientras sigan las actuales, no se visualizan mejoras. Además, se requiere que la ciudadanía se vincule y se organice. Los casos de éxito, cuando así ocurre, existen: Ciudad Juárez, algunos municipios de Guerrero, o Cherán, en Michoacán, finalizó Jiménez Ornelas.