Crisis en Superissste deja casi 10 mil millones de pesos en pérdidas en ocho años

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DF, México.– En los últimos tres lustros, se agudizó la crisis en las 294 unidades de tiendas y farmacias Superissste que han dejado un déficit operativo de 9 mil 734 millones de pesos, en siete años, de los cuales 2 mil 500 millones de pesos corresponde a adeudo a los principales proveedores, revela información proporcionada a Vorágine.

De acuerdo a información proporcionada, las tiendas del ISSSTE fueron sometidas a una muerte lenta para profundizar los problemas en cada una de ellas como se observa con el desabasto y precios elevados y falta de clientes.

El encargado de la dirección general del ISSSTE, Luis Antonio Godina y el Consejo del instituto no han tomado la decisión del futuro de las tiendas y farmacias. Sin embargo,  el adelgazamiento viene. Por ejemplo, en 2013 el ISSSTE cerró 35 tiendas Superissste, por pérdidas económica, arrastradas desde 2008, en 20 estados del país.

De acuerdo a fuentes de Basta!, las cuales se mantienen en el anonimato por obvias razones, desde que llegó Vicente Fox a la presidencia en el 2000 había un compromiso con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio (ANTAD) de desaparecer las tiendas del ISSSTE con el argumento de que el Estado no tenía por qué tener ese tipo de negociaciones, aunque el mismo artículo 123 constitucional obliga a las autoridades ofrecer tiendas económicas para beneficiar a sus trabajadores y sus familias.

En las tiendas Superissste –de acuerdo a información en poder de este diario—se reportan los siguiente déficit operativos: en 2008, 800 millones; en 2009, mil 166; en 2010, mil 386; en 2011, mil 334 millones; en el 2012, mil 518; en 2013, mil 813; y en 2014,  mil 717 millones. Además de un adeudo a proveedores por 2 mil 500 millones de pesos hasta 2015. 

Y como muestra de la situación actual de Superissste están muchos botones en el Distrito Federal, con sus 22 tiendas Superissste, las cuales se han convertido en auténticos fantasmas por la falta de abasto y consumidores.

Quienes están de fiesta por tal contexto, son los comerciantes como Wall Mart, Comercial Mexicana o Soriana que con aparentes ofertas han captado a los consumidores de Superissste, cuyos establecimientos se han quedado solos.

Con este panorama la prestación de los trabajadores al servicio del Estado, que data de más de medio siglo, prácticamente empieza a ser letra muerta. En el artículo 123 constitucional apartado “B” del  XI, inciso “E”, se lee que todas las dependencias del gobierno federal “establecerán centros para vacaciones y para recuperación, así como tiendas económicas para beneficio de los trabajadores y sus familiares”, desde 1960.

Y es que la historia se remonta desde hace muchos años cuando la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) empezó a presionar a las autoridades del gobierno federal, de manera abierta en los sexenios foxista y calderonista, para evitar que las tiendas Superissste dejarán de existir, porque, según su argumento, el Estado no tiene por qué tener ese tipo de negociaciones, a pesar del mandato constitucional.

Hoy en día, la ANTAD y compañía casi han logrado su objetivo para aprovecharse de su voracidad en contra de los consumidores y trabajadores al servicio del Estado, pues de todos es sabido que ofrecen ofertas enganchadoras para vender más caros la mayoría de sus productos.

Por el seguimiento que se le ha dado al tema, todo lo que ocurre en Superissste ha sido al propósito, y actualmente lo que buscan las autoridades es reducir el número de tiendas y achicar las que se vayan a dejar. El último fin: desaparecer las tiendas y que dejen de ser una opción de compra para los empleados del Estado.

Las fuentes de Basta!, que por obvias razones se quedan en el anonimato, dicen que las autoridades del ISSSTE dicen no tener dinero para pagarle a los proveedores, pero preguntan “qué hacen con los ingresos de los estacionamientos y del cartón”.

Las autoridades hablan de reducción y cierre de 80 tiendas en el país sin que hasta ahora haya una información oficial sobre esta situación de zozobra que padecen los trabajadores, agregan las fuentes.

Responsabilizan a las autoridades del ISSSTE del desabasto en las tiendas que desistieron de pagar a los proveedores líderes como Kimberly Clark, Colgate, Nestlé, entre otros, por eso la situación cada día se vuelve peor. A todo mundo Superissste les debe y no hay para cuándo se resuelva la situación.

Los anaqueles de las tiendas Superissste se ven vacíos y sin consumidores, por desabasto y por precios más caros que en otras tiendas de autoservicio. Eso sí, la vigilancia no falta para cuidar a los consumidores fantasmas.

Las fuentes de Basta! aseguran que el objetivo de las autoridades del ISSSTE es dejar a los trabajadores sin la prestación de las tiendas para comprar a precios accesibles, por eso el desabasto de mercancías en los Superissste.

Llama poderosamente la atención el Superissste Zaragoza con 116 trabajadores, pues de tener ventas de 600 mil pesos diarios, ahora solamente llegan a 20 mil pesos, porque hay gente que se resiste a que mueran estos centros de abasto, dicen las fuentes de Basta!

ISSSTE

Por eso se observa que todo está hecho a propósito y cada quien hace lo que quiere. Por ejemplo, el gerente de Superissste Zaragoza, Jesús Servín llega a las 15 horas y se retira a las 18 horas.

Nos dicen que Francisco Atilano, subgerente de operación de la misma tienda Zaragoza, en horas de trabajo, anda con una vigilante de la misma tienda, sin hacerse cargo realmente de su función. Por ello se nota una mala operación y deficiente administración.

Hace unos días, nos platican, llegó personal del almacén de Pantitlán para informarles a los responsables de la tienda Zaragoza que iban a ocupar las bodegas con todos los papeles.

Sin embargo, el gerente Servín ni nadie estaban enterados ni había oficio de por medio, y por lo tanto los trabajadores se opusieron a tal acción. Pero ahí viene el achicamiento de las tiendas, dicen.

Y lo peor es que nadie pone remedio. El titular del ISSSTE no mueve un dedo para poner orden en este desorden.